La consulta popular es una valiosa herramienta de la democracia, que debería ser usada para darle fuerza y legitimidad a acciones del gobierno que marquen un cambio radical del rumbo del país, o la consolidación de procesos orientados a lograr mayor justicia social.
En este sentido, la consulta popular anunciada por el presidente Lenín Moreno, posiblemente defina la manera como se escribirá su nombre en la historia del Ecuador. El mandatario deberá decidir si preguntar al pueblo ecuatoriano temas trascendentes, que provoquen rupturas estructurales en beneficio de las mayorías, o si se deja llevar por la irrelevante coyuntura que atiende únicamente los intereses de determinados sectores políticos o económicos (los eternos usufructuarios del poder).
Las preguntas que se hagan también mostrarán la talla de estadista del gobernante actual, si el objetivo se centra en borrar el legado de su antecesor, Rafael Correa Delgado, entonces se evidenciará incapacidad para asumir los desafíos que plantea un proceso revolucionario que cambió las relaciones de poder con el objetivo de erradicar la pobreza y avanzar en equidad.
Otro elemento a considerar es evitar que el gasto en que se incurra sea innecesario. Es decir, que lo consultado no tenga respuestas obvias. Además, si existiera un consenso previo entre los distintos actores políticos para que ciertos cambios se puedan instrumentar con reformas a leyes procesadas en la Asamblea Nacional, la consulta no tendría sentido. Por ejemplo: la reestructuración del Consejo de Participación Ciudadana, de la Contraloría General del Estado o incluso los mecanismos para designar las autoridades de control.
Así, la única alternativa que tendría Lenín Moreno para que sus índices de popularidad se mantengan altos por décadas, no sólo por unos pocos meses, es aliarse con la mayoría de la población preguntando temas relativos a la profundización de la redistribución del ingreso, primaria (la que se da en el propio proceso de producción) y secundaria (la que se deriva de la recaudación de impuesto).
Respuestas afirmativas a las siguientes preguntas podrían cambiar positivamente y de manera permanente la historia del Ecuador:
Presidente Lenín Moreno, usted decide: protagonizar un episodio más de entreguismo a las protervas ambiciones de banqueros y oligarcas o ser un personaje histórico reconocido por su contribución a consolidar una economía que crezca sostenidamente gestando una sociedad signada por la solidaridad y la justicia.