Es un honor para mi como Presidenta del Grupo de Mujeres ParlAmericas, encontrarme en esta mañana, en tan bello país, para abordar un tema que nos convoca a todas y todos quienes creemos en la igualdad de género y en que la revolución en el mundo por el respeto a los derechos humanos, tiene rostro de mujer.
Hablar de mujeres y política, inevitablemente me lleva a referirme en esta cita a la condenable destitución de la compañera Dilma Rousseff del primer mandato de Brasil, hecho que desde luego nos llama a la reflexión sobre lo mucho que hemos avanzado, pero cuán largo y dificil es aún el camino que tenemos que recorrer por el respeto y la promoción del empoderamienro femenino en todos los ámbitos de la vida. No deseo empezar esta jornada sin expresar mi sororidad para con tan notable política, con tan ejemplar mujer... Mi declaración de respaldo inquebrantable a una de las mujeres que como tantas otras, marcará la historia por sus incontables logros y penosamente también por haber sufrido la más descarada y vil violencia política, mi abrazo fraterno a la companera Dilma Rouseff.
Si bien estos hechos misóginos y machistas han significado un duro golpe para la democracia en América y para la igualdad de género en el mundo, no dejan de ser un motivo que nos fortalece y nos une para declarar con la voz en alto, que a pesar de las adversidades y los boicots, las mujeres en la lucha por nuestros derechos no hemos de rendirnos nunca más. No desistiremos de esta causa tan ambiciosa y a la vez tan dificil de cristalizar, pues aún pese a contar con un ingente legado de luchas feministas que han instado para que la participación femenina en la política se incremente, compañeras y compañeros, ésta continúa siendo desproporcionadamente baja.
Lamentablemente, seguimos a merced de decisiones políticas tomadas por una mayoría de hombres que, paradójicamente, a la vez que nos discriminan, nos temen y tristemente hoy por hoy, la representación de las mujeres en los cargos políticos es muy escasa. Esta es la inaceptable realidad que ahora nos convoca, pues nos hallamos aquí reunidos para pensar y construir días mejores para nuestras niñas y mujeres, para los hombres, para el mundo.
A propósito del camino electoral de las mujeres, muchas veces me he preguntado: Si el principio de no discriminación es uno de los pilares de los derechos fundamentales de las personas ¿por qué en materia política se produce tal discriminación a la mujer? Es probable que existan barreras socioculturales fuertes sujetas a condicionamientos históricos, pues los prejuicios y estereotipos que arrastra la sociedad de épocas anteriores continúan asignando a las mujeres responsabilidades entendidas como femeninas.
Mas, la historia, con nuestro legado, con nuestro compromiso, con nuestra participación, empezará a contar que las mujeres poseemos un liderazgo innato que se demuestra también en el ámbito politico, pues como muchas mujeres - como las hermanas Mirabal, como Rigoberta Menchú, como nuestra compañera Dilma Rousseff - incluso en los ambientes políticos más reacios hemos sabido permaneceer de pie, reivindicando nuestros derechos, defendiendo la causa de la igualdad de género que incide para la vida en un mundo mejor, a través de la promulgación de leyes que reconocen el trabajo doméstico remunerado para las mujeres, la igualdad de oportunidades hombre/mujer en todos los andariveles de la vida, las reformas electorales, la erradicación de la violencia de género, la violencia política y tantas otras que son nuestras conquistas y el reflejo de nuestras arduas luchas, de nuestro comprometido trabajo, de nuestra vocación.
Sin duda, la participación de las mujeres en la política puede marcar una diferencia para la historia. La paridad, companeros y companeras, es un propulsor determinante de la democracia y su fin es alcanzar la igualdad en el ejercicio del poder, en la toma de decisiones, en los mecanismos de representación social, jurídica, y en las relaciones familiares al interior de los diversos tipos de familias, las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales; no es un simple tema de coyuntura. Es una causa por cuyo triunfo levantaremos nuestras voces en todas partes del mundo y esperamos que cada vez más estas se diversifiquen hasta ser un solo eco que declare la igualdad de género como una victoria de todos y de todas.
Cuando no hay techos, el cielo es el límite, companeros, así que propongámonos, en la unión de nuestras voluntades, cumplir con todos los objetivos de esta cita de trabajo por la igualdad de género, por incluir en igualdad de condiciones a la mujer en un ámbito tan importante y neurálgico para el destino de los pueblos, como es la política.
Hay algunos a los que les toca dar la sangre, a otros les toca dar la fuerza, así que mientras podamos nosotros demos la fuerza", expresó acertadamente hace ya tiempo nuestra admirada Rigoberta Menchú, mujer brillante e indómita a la que esta tierra vio nacer. Companeras y companeros, seamos la fuerza que esta causa necesita, demos forma al futuro trabajando por lograr el tan anhelado el respeto por los derechos de las mujeres históricamente conculcados, inspirados en quienes se han ido, quienes en honor a esta lucha ya no están, en aquellos a quienes falta toda una vida por vivir. Seamos optimistas en la defensa de esta causa con la paz como nuestra bandera y el nombre de cada mujer anónima, de cada mujer caída, de cada nina que hablará de nosotros manana, como nuestra inspiración.
Por un mundo sin violencia, sin discriminación, por una política incluyente y diversa, hoy una vez más digamos IGUALDAD DE GÉNERO POR UN MUNDO MEJOR.
Gina Godoy Andrade, Asambleísta por el Guayas. Distrito 1 Feminista, luchadora permanente por la igualdad de género, la niñez y la adolescencia Asambleísta desde 2009. Integrante de la Comisión de Justicia y Estructura del Estado.
