La presidenta de la Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira, se pronunció porque la Ley de Cultura se apruebe con una visión integral, inclusiva, que respete la libertad creativa de quienes se dedican al arte en sus diferentes manifestaciones. También se refirió a la sanción a la asambleísta Magali Orellana, por parte del Consejo de Administración Legislativa (CAL).
La Ley de Cultura, explicó Gabriela Rivadeneira, se encontraba paralizada durante cinco años después de haber pasado por la consulta prelegislativa. En este tiempo, la ley recibió una serie de insumos por parte de las funciones Ejecutiva, Legislativa y de los propios actores de la cultura que están en las diferentes ramas del arte.
“Todos esos insumos están siendo sistematizados por la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología para presentar un documento final que realmente pueda visibilizar y representar los intereses que tienen los diferentes grupos de cultura”, manifestó.
Expresó que algunos artículos han sido desechados, en pos de garantizar a los artistas una norma que les permita expresar su creatividad libremente. También mencionó que sus aportes a la ley tienen que ver con el incentivo a la lectura y la emisión de libros accesibles, así como garantizar la inclusión en la Seguridad Social para los trabajadores de la cultura. Estas propuestas, dijo, serán puestas a consideración de los artistas, gestores y personas del ámbito de la cultura, a fin de que exista una retroalimentación y se genere un proyecto inclusivo que sea sometido a aprobación del Pleno.
En torno a la sanción de suspensión, por un mes a la asambleísta Magali Orellana, por parte del Consejo de Administración Legislativa (CAL), por emprender en actos y palabras violentas en el Pleno, la principal del Legislativo expresó que la sociedad y los propios mandantes deben exigir una mayor cordura, sensatez y responsabilidad.
Indicó que esta sanción se da en momentos en que la Función Legislativa del Ecuador busca rescatar la institucionalidad y recobrar la confianza de la ciudadanía, luego del anterior Congreso Nacional que “era el del cenicerazo, el grito y la pistola”.
“Creo que hemos dado un paso muy importante de madurez política del país, al exigir que el Parlamento responda a la altura del debate que requiere la ciudadanía. Me parece paradógico que la opinión pública se haya fijado en la sanción, mas no en lo que produjo esa sanción”, acotó.
Señaló que la Ley Orgánica de la Función Legislativa reconoce en el artículo 165 cuáles son las faltas por las que un asambleísta puede ser sancionado cuando incurre en ellas. “Son 137 asambleístas y todos tenemos derecho a la palabra. Siempre se ha equilibrado que exista en el debate en el Pleno la palabra de todos los partidos y movimientos políticos, indistintamente del rostro de la persona”, señaló.
“Mientras yo sea presidenta de esta función del Estado procuraré que las prácticas políticas estén a la altura de lo que la ciudadanía espera de un debate parlamentario. No vamos a caer en que nuevamente ese espacio sea el del grito, del insulto y de actos de violencia”, enfatizó .
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