Una de las peticiones que hicieron los participantes en la socialización del proyecto de Ley de Cultura en Guayaquil fue que se extienda el plazo para receptar los criterios de quienes quieren aportar en la construcción de la iniciativa. Ese fue uno de los pedidos que realizó Caler Rodríguez, de la Asociación de Cineastas de Guayaquil.
Si bien durante el debate el criterio mayoritario fue que por fin el país tendrá una Ley de Cultura, que se ha esperado durante muchos años, también se generaron criterios particulares, según las necesidades de las diferentes organizaciones, asociaciones, agrupaciones, colectivos, gestores culturales e instituciones.
Jhonny Machado, vicepresidente de la Federación Nacional de Payasos, pidió que se extienda el nombre de la Ley de Cultura y se incluya el concepto de Artes. Este criterio lo compartió la escritora Gloria Paz. A la extensión del nombre, Machado consideró que en diferentes capítulos y criterios en donde se considera a las artes vivas se incluya a las artes circenses.
Por su parte, el representante de la Asociación de Actores de Guayas, Héctor Garzón sugirió que se visibilice a los artistas discapacitados y que se haga un registro de cuántos artistas existen en el Ecuador y cuánto tiempo trabajan en sus actividades, a fin de que se pueda garantizar sus derechos sobre todo al trabajo. Pidió que se establezcan procedimientos para que las entidades del Estado contraten a los artistas nacionales en las actividades de promoción. “Así ningún artista se va a atrasar con sus aportes al Seguro Social”, afirmó.
Ismael Aguirre, productor, consideró que la ley debe impedir el monopolio en la producción de obras literarias y que los recursos que se destinan a las casas de la cultura se los distribuya de manera equitativa. Este fue un criterio al que se sumó la mayoría de quienes intervinieron en esta socialización. Pilar Delgadillo, rectora del Conservatorio Antonio Neumane, consideró que la distribución justa de los recursos también debe darse en los fondos que maneja el Ministerio de Cultura. Por otra parte, para Aguirre se debe, así mismo, garantizar que los diferentes niveles de gobierno, sobre todo los gobiernos autónomos, contraten a los artistas locales en las actividades culturales que organizan.
A la propuesta que se cree un registro sobre el número de artistas que hay en el país se sumó Fernando Riguti, quien añadió que en ese inventario deben constar también las diferentes actividades que se realizan en el país como los festivales Sin Fronteras e Intercolegial. Además, pidió que se busque la alternativa para que los proyectos que presenten los artistas nacionales sean prioridad.
Pablo Redín, coordinador de la Asociación Ecuatoriana de Hip Hop, solicitó la protección para los artistas que trabajan en los semáforos y buses; Tatiana Zúñiga, de la Asociación de Artistas Juveniles de Guayas, pidió que se fomente que tanto el sector público como privado apoyen e impulsen proyectos innovadores y, sobre todo, a la carrera de cine y producción nacional. En el fomento al cine “hay un círculo cerrado concentrado en Quito”, expresó Caler Rodríguez, cineasta guayaquileño. “Generamos el 2% del PIB, estamos por encima de otros sectores, como el de la pesca”, aseguró.
Tanto Aquiles Rigail, de la Casa de la Cultura del Guayas, como David Harutyunyan, director de la Sinfónica Nacional de Guayaquil, consideraron que en la dirección deben estar personas que hayan trabajado en estos sectores y que tengan reconocimiento en estas áreas.
Por el Movimiento Revolución Cultural participó Julio Inty Ayala, quien sugirió que se tome en cuenta a los centros culturales comunitarios, que son lugares que a través del arte combaten a un enemigo silencioso como la droga. LM/pv
