Ley de Semillas garantiza la soberanía alimentaria y fomenta la productividad

Jueves, 01 de junio del 2017 - 14:05 Imprimir Elaborado por: Sala de prensa
La Asamblea Nacional aprobó el proyecto de Ley de Semillas, que busca garantizar la soberanía alimentaria para todos los ecuatorianos. Foto - Archivo

El proyecto de Ley de Semillas se remitirá al Registro Oficial para su publicación, una vez que la Asamblea Nacional resolvió la objeción parcial del Ejecutivo. Esta normativa tiene como eje principal, garantizar la soberanía alimentaria de todos los ecuatorianos.

Proteger la agrobiodiversidad, asegurar la libre producción, acceso e intercambio de semilla nativa, garantizar semilla de calidad para la producción y acceso seguro y permanente a alimentos sanos, suficientes y nutritivos, son otros de sus ejes transversales.

La Ley de Semillas cumple la función social y ambiental de la propiedad agraria, que apunta a la producción de la tierra y evita su especulación, en armonía con la naturaleza, considerada un ente vivo. Además, permite acceder a créditos e incentivos para campesinos en pobreza extrema, protección a la agricultura familiar campesina, así como a tierras comunitarias y territorios en posesión ancestral.

Esta normativa se refiere a los recursos fitogenéticos o vegetales, con valor real potencial para la alimentación y la agricultura. Son aquellos que se destinan a la agricultura, para que la población goce de una alimentación sana y, de esta forma, asegurar su bienestar. Actualmente, hay 7.000 especies de cultivos en el país. Más del 50% de la semilla que se utiliza en el país, es nativa común.

El cuerpo legal considera la semilla nativa como todo material reproductivo sexual o asexual de origen vegetal, que mantiene su capacidad de reproducción y que ha sido domesticado, conservado, criado, utilizado e intercambiado por productores, comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades, de acuerdo a sus diversos saberes.

Este tipo de semilla es parte de los recursos fitogenéticos para la alimentación y agricultura. Constituye patrimonio del Estado y no es objeto de apropiación. Mientras que la semilla tradicional mantiene su capacidad de reproducción, aunque no proviene de cultivos nativos o autóctonos, mientras que la semilla convencional o certificada que ha cumplido un proceso técnico de producción, asegura la productividad.

Gracias a los aportes de la consulta legislativa, en la que participaron 812 organizaciones sociales y alrededor de 5.000 actores, este cuerpo legal garantiza el libre intercambio de semilla campesina.

Para conversar y proteger la agrobiodiversidad existen dos espacios. El primero, son los Centros de Bioconocimiento de la Agrobiodiversidad, localizados en las comunidades, como por ejemplo, en las provincias de Imbabura y Chimborazo y, los Bancos Nacionales de Germoplasma, constituyen el segundo espacio para la conservación y protección.

Además, la ley contempla la creación de un sistema nacional de información sobre los bancos de semillas, categorías, cadena de producción, comercialización, precios de los productos, bancos de germoplasma, tecnología existente, entre otros, para uso público de ciudadanos y ciudadanas, en un marco de transparencia.

PAU/pv

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