Parafraseando la célebre expresión “la guerra es demasiado seria para dejársela a los militares”, podríamos afirmar que el Código Penal es demasiado trascendente para dejársela solo a los abogados y a las ONG´s.
Y no es casual que inicie con esta paráfrasis, ya que lo que busco es resaltar la validez y pertinencia de las opiniones de los “no expertos”, -que es mi caso-, y relativizar el excesivo peso que solemos dar a las opiniones de los “especialistas”, quienes, con más frecuencia de la que creemos, suelen perder el contacto con la realidad o se dejan llevar por nuevas “modas” jurídicas. Y es ahí, justamente, donde se vuelve trascendente el trabajo de las y los asambleístas, quienes, en su gran mayoría, mantenemos un activo y permanente contacto con nuestros electores; porque volver persistentemente a nuestras bases es lo único que nos pone en una situación de ventaja frente a los “expertos”, y reduce la probabilidad de equivocarnos al momento de decidir sobre una determinada propuesta de ley que nos presenten.
Por ello me preocupa, sobre manera, la forma en que se está llevando el actual debate sobre el aborto en nuestro país, que yo lo resume en una sola palabra “superficialidad”, ya que en vez de ir al fondo del problema y reconocer que lo que a todos nos interesa es que no haya razón para abortar,… nos hemos entrampado en eslóganes, prejuicios, extremismos que bloquean el avance de la discusión.
Estoy consciente que el tema del aborto es un tema complejo, alrededor del cual es difícil construir acuerdos, pues confronta puntos de vista sustentados en diversas posiciones filosóficas, morales o religiosas. Puntos de vista que son parte de la pluralidad de la sociedad, en general, y de la diversidad al interior de nuestro movimiento, en particular.
Pero reconocer la pluralidad de opiniones que sobre una temática específica pueda existir al interior de nuestro movimiento, no significa, -como tratan de hacer creer algunos medios de comunicación-, que Alianza País no tenga una sólida identidad político-ideológica. Nuestro movimiento SI tiene una fuerte identidad, ya que los puntos que nos unen como militantes de Alianza País son el "respeto a la diferencia", la defensa de los "derechos de la naturaleza", y nuestro compromiso con el proceso de construcción de una sociedad más justa y equitativa; puntos que se resumen en el concepto de sociedad del “Buen Vivir”. En otros temas podemos tener diferencias, pero el consenso alrededor de estos tres puntos básicos, es lo que nos cohesiona, nos identifica, y hace que cerremos filas al momento de defender los logros de la Revolución Ciudadana.
Al interior del movimiento Alianza País existe tolerancia con aquellos que tienen un pensamiento diferente sobre algún tema específico, -como lo evidencian los intensos debates que de forma permanente mantenemos en nuestro bloque-; pero una vez que una “tesis” o “propuesta” es “elevada” al nivel de posición “oficial” del movimiento, el compromiso de cada uno de nuestros militantes es defender esa posición;… y así debe ser, caso contrario daríamos demasiada ventaja a los contendores de la Revolución Ciudadana. Y esa es la única manera de conciliar el fortalecimiento del movimiento con nuestros procesos de democracia interna: en algunas ocasiones logramos que nuestras tesis reciban el apoyo de la mayoría, -lo que, sin lugar a dudas, nos llena de alegría; y, en otras, tenemos que acogemos a la virtud de la paciencia, y esperar una nueva oportunidad para poner en juego nuestros mejores argumentos y capacidades de persuasión. Así es la democracia real, no siempre logramos que nuestros planteamientos salgan victoriosos.
Pero en este juego de posiciones divergentes, quiero rechazar el calificativo de “conservadores”, “hipócritas” o “curuchupas” que se nos quiere endilgar por defender la vida “en todas sus formas y en todas sus fases”. Y esta última frase no es mía, sino de Leonardo Boff, uno de los principales teólogos de la liberación, de incuestionable compromiso con los pobres, de incuestionable militancia de izquierda en América Latina. Sí, en AP hemos decido defender la vida “en todas sus formas y en todas sus fases”.
Sin embargo, no podemos pensar que la problemática queda resuelta "diciendo sin más que el aborto es malo", y que queda penalizado sólo con ciertas excepciones, dentro de las cuales no se incluye “el caso de violación”. Sino que tenemos que estar conscientes que deberemos impulsar nuevas y audaces reformas sociales, económicas y educativas, que nos pongan en el camino de que no haya razón para abortar en nuestro país. Además, tenemos que esforzarnos para que el estado y la sociedad organizada ayuden a las madres embarazadas en situación conflictiva, o que han quedado embarazadas sin quererlo, sean cuales sean sus circunstancias.
Y en este punto quiero remitirme a las palabras del filósofo y pedagogo español, José Antonio Marina, para quien hablar del “derecho al aborto” le parece una insensatez, al menos por dos razones: primero, porque el defender el derecho a abortar, es, a su juicio, una insensatez porque "un derecho es algo que NO plantea problemas, que se disfruta, lo cual a nadie se le ocurre pensar "respecto del aborto. Y, segundo, porque si pensamos que el problema de los embarazos no deseados se resuelve instaurando el “derecho a abortar”, corremos el riesgo de volverlo un asunto exclusivamente privado, individual, y la sociedad se “insensibiliza” ante el tema; y deja de ser una asunto público, que exige que toda la sociedad se movilice para crear las condiciones necesarias para que no haya razón para abortar.
Yo respeto los planteamientos de los movimientos feministas, y comparto muchos de ellos, pero cuando una ONG promueve el “derecho al aborto” como la principal solución a los embarazos no deseados. Mi posición es de firme rechazo. Pero no es solamente una actitud de oposición, de negación; sino que este defender la vida “en todas sus formas y en todas sus fases” nos obliga a una mayor colaboración como sociedad, a intentar a través del diálogo crear las condiciones para que menos vidas sean sacrificadas.
Johanna Cedeño Zambrano
Asambleísta por la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas | Presidenta de la Comisión de Fiscalización y Control Político e Integrante de la Comisión De los Derechos de los Trabajadores y la Seguridad Social | Movimiento Patria Altiva i Soberana
