MI AMOR POR FRANCISCO NO FUE A PRIMERA VISTA

Lunes, 05 de agosto del 2013 - 17:46 Imprimir

 

Debo confesarlo, mi amor por Francisco no fue a primera vista. Es más, la noticia del habemus papum latinoamericano lo recibí con espontáneo orgullo chovinista pero con un moderado optimismo ideológico, pues nunca he asociado nacionalidad, raza o etnia con valores o cualidades innatas. Y ese moderado, aunque auspicioso optimismo inicial, tuvo asidero en la enorme carga simbólica del nombre de Francisco, que de forma inmediata se asocia con voto de pobreza, compromiso con los más necesitados, humildad, sencillez,…

Según los expertos en asuntos vaticanos, los retos que tiene que enfrentar el Obispo de Roma, como el Papa Francisco prefiere autodefinirse, son muy grandes y de difícil solución y acuerdo: los escándalos del “banco” del Vaticano implicado en lavado de activos y las acusaciones a la Curia (la burocracia Vaticana) de encubrimiento de casos de sacerdotes pederastas; la necesidad de analizar el rol de la mujer al interior de la iglesia a fin de fortalecerla; la posibilidad del celibato opcional de los curas; la pérdida de espacio frente al avance de múltiples sectas y otras religiones, sobre todo, de origen protestante; el diálogo con otras religiones (ecumenismo); las revueltas juveniles a nivel mundial (los indignados); la lucha contra las drogas; el aborto y el uso de anticonceptivos; el lobby gay; entre los más urgentes y relevantes.

En este marco de enormes desafíos para la Iglesia Católica, la visita del Papa Francisco a Brasil fue una bocanada de aire fresco, de vientos de renovación y de cambio, con un mensaje no sólo a través de la palabra sino también en los hechos. Un mensaje de humildad y de cercanía con el pueblo, que se empresa en su exigencia de un papamóvil modesto, sin exageradas protecciones y que facilita el contacto físico con los fieles (la peor pesadilla para los equipos de seguridad). Luego, su vestimenta de una sencillez franciscana como su nombre, el llevar el mismo su portafolio personal, sus habitaciones (al igual que en Roma) sencillas y localizadas donde puede compartir con otros obispos, sacerdotes y monjas, y que no lo aíslan del contacto con el mundo exterior.

Luego, su honestidad y transparencia, su autenticidad, que es lo que más ha impactado a los millones de jóvenes que acudieron a escuchar su mensaje en Río de Janeiro. Su llamado a no ceder a las tentaciones del mundo moderno y de la globalización: el dinero fácil, el consumismo, las drogas,… sino a reencontrarse con su fe en Cristo. Su llamado a que continúen indignándose contra la corrupción y la injusticia, a no ver el mundo desde un balcón, sino involucrarse en los asuntos de la sociedad, salir a las calles, no tener miedo a protestar, a organizarse, a exigir una sociedad más transparente y justa, eso sí, siempre inspirados en los principios del cristianismo.

Y también me llenó de esperanzas, su posición respecto de las mujeres, ya que si bien manifestó que la posibilidad de su sacerdocio era un tema cerrado por Juan Pablo II, el considera que su rol es más importante al interior de la iglesia que el de los curas y diáconos, por lo que a futuro será necesario profundizar en una teología de la mujer. Declaraciones que abren una puerta a la reflexión y a la revalorización del papel de la mujer, tanto al interior de la iglesia como de la sociedad en su conjunto.

Respecto a la pérdida de espacio frente a otras religiones o sectas, y el alejamiento de los creyentes de la iglesia, me agradó sobre manera que no culpabilizó de ello a los fieles, sino directamente a los obispos y sacerdotes, pidiéndoles que retomen el compromiso originario del cristianismo de amor y cercanía con los más necesitados, con los pobres; increpándoles a que abandonen cualquier pretensión principesca.

Igual de sorprendente fue para mí su posición respecto a la comunidad gay, ya que ante una pregunta directa de un periodista en el viaje de retorno a Roma, respecto al lobby gay en el Vaticano, Él, de forma clara y explícita, dijo que no es quién para juzgarlos, y que si ellos quieren acercarse a Dios, bienvenidos sean. Pero eso sí, el no tolerará ningún tipo de asociación o lobby de ningún tipo, gay, económico,… que quiera influir en los asuntos de la iglesia.

Estas reflexiones son el resultado del seguimiento que realizo en los medios de comunicación y de los diálogos realizados en los talleres de participación ciudadana que, como asambleísta de Santo Domingo de los Tsáchilas, realizamos permanentemente con los jóvenes de nuestra provincia. Diálogos enriquecedores, donde chicos y chicas, católicos o no, se interesan por los asuntos de su ciudad y, además, expresan sus grandes expectativas respecto del mensaje del Papa Francisco. Expectativas que hoy comparte con ustedes a través de este artículo.

Johanna Cedeño Zambrano

Johanna Cedeño
Asambleísta por Santo Domingo de los Tsáchilas Alianza PAIS

Asambleísta por la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas | Presidenta de la Comisión de Fiscalización y Control Político e Integrante de la Comisión De los Derechos de los Trabajadores y la Seguridad Social | Movimiento Patria Altiva i Soberana

 

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