¿PUEDE REPETIRSE EL 30S?

Lunes, 30 de septiembre del 2013 - 15:24 Imprimir

Sí. Puede repetirse el 30S en el Ecuador. Y lo afirmo no en el sentido de que sea factible una nueva sublevación de ciertos elementos de la tropa al interior de la Policía Nacional, sino en el más amplio y complejo de una posible conspiración de grupos de oposición que busquen desestabilizar nuevamente al gobierno de la Revolución Ciudadana, ante su incapacidad de vencernos en las urnas.

Como dice el Presidente Rafael Correa ¡PROHIBIDO OLVIDAR!, porque recordar nos permite aprender de los errores del pasado y proyectarnos hacia el futuro. Y el 30S, como resultado de una fallida conspiración para derrocar al Presidente, en el que se puso en riesgo su vida, nos dejó varias enseñanzas: la primera, que a la derecha la hemos “doblado” pero no la hemos “roto”, ya que aún controla importantes recursos de poder: concentra recursos económicos y financieros y medios de comunicación para incidir en la opinión pública, y mantiene una fuerte presencia en espacios de gestión y de administración; la segunda, que un grupo minoritario de la élite indígena, junto a grupos “extremistas” de izquierda y ecologistas “infantiles”, unidos por un “odio” común a al Presidente Rafael Correa, no dudan en hacerle el juego al sector más reaccionario de la derecha ecuatoriana; y, la tercera y más importante, que tenemos que fortalecer al Movimiento País, a fin de garantizar la continuidad del proceso, a través de la formación de nuevos liderazgos con capacidad de tomar la posta de los actuales líderes profundizando la participación ciudadana, ya que sólo un pueblo organizado podrá defender, en el mediano y largo plazo, los logros de la revolución.

Pero esto que decirlo suena fácil, no lo es. Por un lado, continuarán las campañas internas y externas de desprestigio del Gobierno de la Revolución Ciudadana; continuará inventándose supuestos vínculos con la guerrilla o el narco lavado; especularán respecto a que al interior de los mandos policiales o militares existe insatisfacción; junto a la Chevron-Texaco argumentarán que no existe en el país una justicia autónoma y confiable; se sostendrá, maniqueamente, que en estos siete años no hemos sido capaces de superar la pobreza acumulada en 500 años o que hemos renunciado al cambio de la matriz productiva,… Queriendo tapar con un dedo lo que está a ojos vista: grandes centrales hidroeléctricas que, cuando entren en funcionamiento, cambiarán la matriz energética; la mejor infraestructura vial en América Latina, que nos dan una base sólida para el despegue productivo; y, lo más importante, los reportes de la CEPAL, que indican que somos un país líder en la reducción de la pobreza, o los reconocimientos a nivel internacional por la labor desplegada por el ex Vice Presidente Lenin Moreno, en beneficio de los discapacitados, sólo para citar unos pocos ejemplos.

Y en ese camino del desarrollo con equidad, de buen vivir, de modernizarnos respetando al mismo tiempo los derechos de la naturaleza y los derechos de las culturas ancestrales, estamos bien encarrilados. Porque nosotros no caemos en esas dicotomías extremas o maniqueas asociaciones de ideas, que plantean los problemas en blanco y negro, que bloquean el diálogo y llevan al inmovilismo: “desarrollo” vs. “conservación ambiental”; “indígenas” vs. “blancos-mestizos”; “petróleo” y “minería” igual a “pobreza”, “instituciones ineficientes”, “depredación ambiental” y “genocidio”. Nosotros estamos convencidos que podemos aprovechar nuestros recursos naturales con un mínimo impacto en el entorno, (existen las tecnologías para hacerlo y la voluntad política para exigir el cumplimiento de las más altas normas de responsabilidad social y ecológica), que la inversión de los recursos que obtengamos irán orientados a reducir aún más la pobreza y a avanzar rápidamente en el proceso de transformación de la matriz productiva; que con una mayor participación ciudadana y un mejor control social, el estado puede y debe ser más eficiente manejando sus recursos con transparencia.

Pero los retos futuros y los peligros que debemos enfrentar son muy grandes. Como dijimos anteriormente, a la derecha y a la partidocracia le hemos acertado duros golpes, la hemos doblado pero no roto, porque aún conserva gran capacidad de conspirar y sabotear el avance de la Revolución Ciudadana. La diferencia respecto de hace 3 años es que ahora cuenta con nuevos aliados, unos previsibles, como la poderosa multinacional Chevron-Texaco, que es una de las 10 empresas más grandes del mundo, interesada en desprestigiarnos para no asumir su responsabilidad de remediación social y ambiental. Pero se les han sumado otros actores, inesperados, imprevisibles, anti natura en su coalición, sobre todo si analizamos su discurso ideológico o los intereses que dicen defender: encontramos al MPD compartiendo el mismo discurso con el partido Social Cristiano y Madera de Guerrero, a los representantes del sector financiero enarbolando la bandera de los derechos de la naturaleza y de los pueblos no contactados. ¿Qué los une? El objetivo común de que el Gobierno fracase, que nos vaya mal, que perdamos el apoyo mayoritario de la población, que retornemos al pasado, que vuelva la pugna de poderes entre Asamblea Nacional (Congreso) y Presidencia,… porque ellos usufructuaban de las “componendas”, de las crisis, del reparto del presupuesto y de las instituciones públicas.

Y en esta lucha no podemos depender sólo del carisma y liderazgo del compañero Presidente Rafael Correa, porque como él lo ha repetido en varias ocasiones: “si dentro de cuatro años no tenemos a varios líderes con capacidad de tomar la posta, habremos fracasado como Movimiento”. Sí, señor Presidente, estamos de acuerdo con usted: un país, un estado, un gobierno, una democracia, una revolución no puede levantarse sobre los hombros o sobre la cabeza de una sola persona; bajo su liderazgo la Revolución Ciudadana ha dado grandes pasos, estamos en buen camino,… ahora tenemos que trabajar para fortalecer aún más el Movimiento, para cuando llegue el momento de tomar la posta, tengamos la certeza de que junto a un pueblo organizado, consciente y participativo, la Revolución es irreversible.

Y, justamente en estos meses preelectorales, nuestro movimiento tiene que enfrentar un reto histórico: elegir a las y los mejores candidatos a alcaldes, prefectos, concejales y vocales de las juntas parroquiales rurales. Tarea difícil, ardua, compleja, no libre de tensiones y disputas. Y cuando decimos los mejores, no nos referimos sólo a candidatos que tengan la potencialidad de ganar las elecciones, sino también que reúnan condiciones humanas y éticas, ideológicas y de principios, de capacidad de gestión y de transparencia, a fin de que en el 2019, al finalizar sus gestiones, podamos decir que hemos enterrado la partidocracia, que la vieja forma de hacer política a muerto, que hoy gobierna el pueblo, que la participación ciudadana y control social son una realidad cotidiana en todos los niveles de gobierno, y que la revolución ciudadana se construye no sólo de arriba hacia abajo, sino también desde lo local a lo nacional. Ese es nuestro reto, y estamos dispuestas y dispuestos a asumirlo.

Solo liderazgos ideológicos, absolutamente identificados con la Revolución Ciudadana, lograran consolidar este proceso. Solo liderazgos transformadores, de la mano con la ciudadanía, lograran perennizar y mantener vigente el espíritu de la revolución que nos ha llevado a luchar en búsqueda de la libertad, equidad, garantía de derechos, democracia y desarrollo humano.

¡Nunca más un 30 S!

 

Johanna Cedeño Zambrano

Johanna Cedeño
Asambleísta por Santo Domingo de los Tsáchilas Alianza PAIS

Asambleísta por la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas | Presidenta de la Comisión de Fiscalización y Control Político e Integrante de la Comisión De los Derechos de los Trabajadores y la Seguridad Social | Movimiento Patria Altiva i Soberana

 

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