El tratado Interamericano de Asistencia Recíproca es uno de los tratados más importantes que se suscribieron dentro del sistema interamericano regido por la Organización de Estados Americanos. Fue suscrito en 1948 y ratificado por el gobierno ecuatoriano en 1950. En su tiempo se creó como una medida de seguridad en el continente para garantizar, a través de una alianza interamericana, la continuación de la democracia formal en el continente y la injerencia dentro de la región de poderes provenientes de fuera del continente. En especial trataba de evitarse la aplicación de regímenes políticos socialistas en América Latina.
Varias circunstancias han colocado en entredicho la vigencia de esta alianza y de este tratado. El fin de la Guerra Fría hizo que las amenazas que provienen de fuera del continente sobre la continuidad de los regímenes democráticos desaparezcan. Desde hace 20 años ningún país en la región ha demandado el cumplimiento del tratado, las amenazas hacia los sistemas democráticos han sido resueltos a través de otras vías. Cuando ocurrió la denominada como Guerra de las Malvinas, uno de los suscriptores del tratado: Argentina ingresó en un conflicto con un poder extracontinental sin que por ello reciba el apoyo, dentro del continente, de quienes estaban obligados a cumplirlo quienes, incluso llegaron a proporcionar apoyo a los poderes externos por sobre el compromiso de ayudar a los países americanos que así lo demanden.
En el informe que ha presentado la comisión legislativa sobre la denuncia del tratado se señala en varias ocasiones por una parte la inoficiosidad del tratado; este a pesar que ha sido suscrito y estar vigente ha dejado de considerarse como aplicable por parte de todos los países signatarios. No solo la realidad que se ha modificado desde el momento de su suscripción sino, su existencia o ausencia no incide sobre la vida de los países que lo han suscrito. El informe emitido por la procuraduría general del Estado sobre los efectos de la denuncia reafirman esta situación: Con la denuncia de este tratado, los ciudadanos ecuatorianos no verían disminuidos ninguno de sus derechos de tal forma que, la existencia o no del Tratado en nada modificaria el destino del pueblo ecuatoriano ni incidiría sobre el cumplimiento de derechos y obligaciones internacionales por parte del Estado ecuatoriano.
El informe que sobre el particular emite el departamento correspondiente del Ministerio de Relaciones Exteriores también debe tomarse en cuenta en esta discusión. El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca se refiere ante todo a las acciones que amenazan la seguridad de los regímenes democráticos en la región. Con esta disposición trataba de prevenirse de las amenazas existentes en el sistema internacional cuando el tratado fue suscrito, aquellas que provenían desde otros estados. Pero, en las primeras décadas del siglo XXI aparecieron otras amenazas como la delincuencia organizada, el terrorismo internacional, narcotráfico, amenazas que no solo provienen de Estados sino de organizaciones e individuos. Ninguna de estas amenazas están previstas dentro de la normativa contemplada en el TIAR.
El fracaso en la aplicación del TIAR también es el resultado de la poca participación que ha tenido América Latina en la formación de estos acuerdos. Los países sudamericanos y centroamericanos fueron actores pasivos cuando se propuso la existencia del TIAR y por tanto, sus intereses no se ven reflejados en su existencia. A lo largo de estos 60 años de vigencia del TIAR, ninguna de las violaciones a los regímenes democráticos y que generaron gobiernos militares autoritarios ha sido sancionada u observada por los mecanismos existentes en el tratado. la filosofía con que este tratado fue creado, la doctrina de la seguridad nacional, fue la justificación que generó la violación de derechos humanos por regímenes autoritarios. En estos términos el TIAR forma parte de un triste recordatorio de un periodo que América Latina procura superar.
Las condiciones políticas, económicas y sociales a inicios del siglo XXI han cambiado en forma radical. En la región, los nuevos regímenes de izquierda promueven una nueva forma de entender las relaciones internacionales, se ha abierto la posibilidad para que la región construya sus relaciones con soberanía y autonomía de poderes dominantes. La Constitución ecuatoriana obliga y condiciona a la construcción de relaciones internacionales y procesos de integración fundados en el respeto a la soberanía y el desarrollo de nuestros pueblos, lo que significa apartar el concepto de la seguridad internacional de la doctrina de seguridad nacional para acercarla al movimiento liberatorio, que trata de velar por la independencia tanto económica como política de nuestros pueblos, concepto que se encuentra emparentado con la filosofía del Sumak Kausay imperante en nuestra constitución política.
Si el TIAR no representa los intereses legítimos de la región, si su existencia resulta inoficiosa en tanto no ha sido respetada por sus países miembros, si para los ciudadanos ecuatorianos la denuncia de este tratado no significa la disminución de ninguno de sus derechos fundamentales mal puede esta asamblea mantener la adhesión de Ecuador al tratado. Desde la UNASUR se están impulsando mecanismos como el Consejo de Defensa Sudamericano que trata de crear un nuevo régimen de seguridad para Sudamérica, pero un régimen creado desde sus miembros, en términos de igualdad, para velar por los intereses de la región y que refleja soluciones para sus problemas de seguridad y no la defensa de intereses extraregionales.
-Betty Carrillo, 2014-
Betty Carrillo, Mujer de izquierda, enamorada de la libertad y la justicia social. Decidida a ser participe del cambio positivo en la historia del Ecuador, Actual Asambleísta por la Provincia de Tungurahua, na..
