Sesión de Aprobación del COIP
Después de más de 70 años de vigencia del Código Penal, la Asamblea Nacional asumió la histórica tarea de reformar una de las leyes más importantes para garantizar la convivencia democrática y pacífica del país; la cual tomó 2 años y 4 meses y hoy llega a su fin, coincidiendo con el 102° Aniversario de la Hoguera Bárbara, reivindicando el ahnelo alfarista que inspira a la Revolución Ciudadana.
Como no podía ser de otra manera, la discusión del Código Orgánico Integral Penal (COIP) estuvo inmersa en una permanente distorsión y desinformación a cargo de los medios de comunicación privados, y secundado por actores políticos que reiteradamente utilizan el miedo como herramienta de agitación social.
Así las cosas; la Asamblea Nacional tuvo la tarea de, artículo por artículo, capítulo por capítulo y libro por libro adecuar un proyecto bajo el marco constitucional, y sobretodo a los principios político-ideológicos que se expresan en el programa de gobierno que, en febrero de 2013, venció en las urnas.
El Código Orgánico Integral Penal supone una transformación sustancial a la administración de justicia, mejorando la tipificación de los delitos y con penas coherentes y dosificadas apara cada uno de ellos. Así también, modifica la forma en la cual se procesan las acciones penales, y finalmente, atiende una de las mayores deudas que el Estado ecuatoriano ha tenido, un nuevo Sistema penitenciario a fin de que pueda garantizar los derechos humanos de las personas privadas de la libertad.
Adicionalmente, la Asamblea Nacional se preocupó, minuciosamente, de evitar que de manera subrepticia se coloquen artículos que vulneraban las garantías y las libertades individuales y colectivas que nos asisten a todas y todos los ecuatorianos. De la misma forma, se bloquearon ciertas intenciones de menoscabar la soberanía nacional que pretendían dejar espacios para que potencias hegemónicas puedan espiar a nuestros ciudadanos o decidir quiénes son terroristas.
Entre otras cosas, el Código Penal:
Al señalar esto, no pretendemos suponer que el COIP es perfecto, ni que ha terminado el proceso para conseguir un país de justicia y convivencia pacífica. Quedan aún tareas como la promulgación de nuevas leyes complementarias, la capacitación y mejora de los operadores de justicia en el país, equipar y mejorar las entidades del orden público y de seguridad.
La aprobación del COIP, deja también algunos pendientes, esos que son de responsabilidad ciudadana, y también nuestra, que se construirán en la medida que consolidemos progresivamente el poder popular como herramienta para la radicalización y profundización de la Revolución Ciudadana.
Sin duda el más pendiente de todos: la deconstrucción del Estado heteropatriarcal y adultocéntrico y fortalecer su carácter laico, que acepte de las diferencias y el derecho a decidir de sus ciudadanas y ciudadanos.
Y me permito señalar con frontalidad esta deuda, pues no pretenderemos bajo ningún concepto “decretar la revolución” porque tal como Marx decía: “la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización.”
Alcancemos juntos nuestros objetivos, mantengamos con alegre rebeldía la batalla de la ideas y logremos que hitos como la aprobación del Código Penal sean solo el inicio de un proceso de la revolución de todas y todos.