Amplia participación generó la consulta prelegislativa sobre el proyecto de Ley de Semillas en Imbabura. A pesar de que en esta jurisdicción los temas consultados obtuvieron un amplio respaldo, se plantearon algunos criterios. De manera general, se propuso que no se permita el ingreso de semillas transgénicas, que se proteja a las semillas ancestrales y que se otorguen incentivos para el pequeño campesino.
Magdalena Fueres, presidenta de la organización de mujeres Umac, sugirió que no se registre a las semillas ancestrales porque son patrimonio de los pueblos. “Están al servicio de la humanidad, pero no son del Estado, pertenecen a los campesinos. La producción de semillas nativas tiene que ser libre”. Ahí está la historia de nuestros ancestros, añadió Rosa Murillo, del Movimiento de Economía Popular y Solidaria del Ecuador”. Causa sorpresa ese registro, expresó Antonio Morales, de la organización Chilka Pampa, de Cotacachi
“Estamos en la misma línea. Si no está claro este tema hay que reestructuralo para que quede sentado que vamos a proteger a las semillas”, explicó el vicepresidente de la Comisión de Soberanía Alimentaria, Mauricio Proaño. Aclaró que para registrar a una semilla debe ser diferente, estable y homogénea. Comentó que hay que reformular el artículo que contemple este y otros criterios. También sostuvo que se debe modificar el concepto de semilla, que no tiene que ver solo con la planta o el grano, sino con lo que contiene en su interior, los conocimientos ancestrales, que deben ser protegidos.
Fueres pidió que en los artículos en donde se refiere a la investigación científica, se reconozca el conocimiento de los agricultores, que, aunque no tengan títulos universitarios, los avala la experiencia diaria. Sugirió que no se permita el monocultivo porque de ahí nace la mayoría de enfermedades y que se apoye con incentivos a las mujeres y a los pequeños agricultores. Con este último criterio compartió Morales.
El dirigente de Cotacachi solicitó que se permita la venta de las semillas de la agricultura de pequeña escala y no solo se ubique como intercambio y trueque. Planteó que no se haga ninguna excepción para el ingreso de semillas transgénicas. Que se cuide y conserve el medio ambiente en cualquier iniciativa, manifestó Ricardo Arias, promotor ambiental juvenil.
La presidenta de la Junta Parroquial de Peñaherrera, Margarita Espín, después de agradecer por la iniciativa de construir las leyes junto con el pueblo, sobre todo, con los sectores rurales, dijo que la ley es muy buena, pero que tiene algunas falencias. Señaló que debería pensarse en sectores estratégicos de semillas, tal como se lo hace con otras políticas como la hidroeléctrica. Explicó que en ese sector se ha impulsado la producción de café que ahora es el sustento de varias familias.
En otras propuestas, los participantes pidieron que se controle el uso de fertilizantes, que haya más técnicos para controlar su uso, que en el control del proceso de conservación de semillas esté personal de manera permanente y que se busque la forma de proteger a quienes se encuentran en el límite entre lo rural y urbano.
Marco Jiménez, de Yachay, sugirió que se use una terminología técnica adecuada, para que no queden fuera de la ley plantas que no están cultivadas. En cambio, Taury Montalvo, de la organización Unicobicl de Ilumán, propuso que se amplíe la socialización de la norma.
Asambleísta por la Provincia de Esmeraldas
