#NIUNAMENOSECUADOR

Viernes, 25 de noviembre del 2016 - 17:52 Imprimir

#VIVAS NOS QUEREMOS

#NI UNA MENOS ECUADOR

Abordar el tema violencia de género, me remite en este día, al recuerdo de las valiosas mujeres que he conocido en mi vida. Mujeres, cuyos rostros vienen en este momento, inconfundibles, a mi memoria, que han sido quienes noblemente, con su ingente valentía, por sobre los estigmas, el temor, la inverosímil aceptación social del machismo, y los prejuicios que orbitan en torno a la violencia de género,  abrieron sus mentes y corazón, y compartieron conmigo sus duras historias de vida, convirtiéndose en las artífices de mi andar en este camino de lucha, pues su batallas anónimas, muchas de ellas libradas conmigo de la mano, marcaron en mí el deseo de que esas realidades un día, no sean más que eso, historias, aquello que se contará como lo que alguna vez sucedió, pero que ya no sucede más.

Desde aquellos días de trabajo con mujeres víctimas de violencia, mi compromiso con las causas por los derechos humanos de cada una de nosotras, tomó un rumbo definitivo y asumí el deber de defender los derechos de las mujeres, desde la otrora completamente androcéntrica palestra de la política.

Hoy, 25 de noviembre, una vez más conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, que tras varias décadas de movilizaciones de mujeres organizadas y organizaciones de la sociedad civil, es un tema que finalmente se incluyó en las agendas de los países del mundo, incluido Ecuador.

Observar este día, a millones de mujeres manifestándose por la paz y la no violencia contra nosotras en el mundo, refleja nuestra valentía; hoy las mujeres  trasgredimos a la sociedad tolerante con la misoginia, la discriminación, la opresión y la violencia en las calles, con paso firme y comprometido. Irrumpimos en la normalización de los actos violentos a la mujer con voz en alto, con ambiciosa visión, y muchas con profunda coherencia política, una que no se vende ni cede ante el machismo por un espacio de poder. Nuestra lucha es leal, es firme, es eterna, será histórica y jamás dejará de ser un inquebrantable compromiso con las mayorías oprimidas.

Es innegable que contamos ya con un legado de victorias que nadie nos los podrá arrebatar. Hemos perdido la vida de muchas mujeres, víctimas de agresiones por machismo, pero también vemos hombres juzgando esas muertes con total decisión, bajo un tipo penal específico, distinto de un común asesinato, vemos jueces sancionar la opresión y la violencia, como femicidio imponiendo las más rigurosas penas. Escuchamos al mundo que levanta su voz en contra de la violencia hacia las mujeres, saliendo a las calles a pedir paz, respeto, igualdad; vemos marchas en las más remotas ciudades como manifestación de inconformidad con el temor que nos acecha, expresando sin miedo que no queremos más violencia. Sentimos el respaldo de las compañeras que han muerto a causa de este mal y volvemos inspiración su ausencia para decir “Vivas nos queremos. Ni Una Menos”.

Hay historias que nos lastiman en lo más profundo, pero es preciso contarlas, pues solo así seguiremos creando conciencia sobre la violencia y sus efectos terriblemente perniciosos, ante los cuales ya no se puede transigir.

Comparto con ustedes historias que dan cuenta sobre la grave situación que vivimos las mujeres; estas compañeras para muchos serán solo datos, solo cifras, pero para mí son mujeres hijas, madres, hermanas, primas, tías, amigas, nietas, que sintieron apagar su vida de la manera más injusta, más dolorosa, más atroz:

*L.P. Estudiante tungurahuense, 18 años de edad. Murió en 2015, víctima de femicidio. Fue asfixiada y sufrió graves golpes en todo el cuerpo por su exnovio Jhonatan Llumiguano Poma. Su cuerpo sin vida fue hallado días después por sus familiares en un lugar abandonado con la cabeza metida en un hueco.

*R.E.N. Cañar, 35 años. El 14/022015, para celebrar San Valentín, fue al departamento de su pareja, Francisco Eulogio Duarte Lucio, con quien discutió por recibir una llamada telefónica en la que le invitaban a bailar. Fue herida por su novio enfurecido y celoso, en la cabeza, tórax y costillas con un arma blanca. Sufrió un total de 5 heridas , las cuales le causaron la muerte.

*B.C. Ama de casa de Santo Domingo de los Tsáchilas, 37 años, madre de familia. En 2014 se negó a regresar con su cónyuge de quien estaba separada. Consecuencias de su decisión: agredida en el piso por su marido con un cuchillo, trató de huir pero ya había sido gravemente herida. Días después falleció en una casa de salud.

*D.D. Quiteña, 26 años de edad. Fue víctima de violencia de género por tres años y constantemente amenazada de muerte por su pareja, Juan Carlos Silva Espinoza. En marzo de 2016, fue apuñalada por él mientras dormía en su domicilio,  en presencia de su hijo de 9 años. Murió víctima de femicidio.

Morimos con cada víctima, pero en su memoria radica nuestro impulso y nuestra fuerza. Sé que las mujeres que perdieron su vida en manos de la violencia machista, nos acompañan en esta lucha desde donde estén, pues esta se levanta en nombre de ellas y de cada una de nosotras.

¿Cuántas muertes violentas de mujeres más vamos a permitir? El mundo clama: ¡Ni una muerte violenta más! La violencia, el femicidio, la opresión, el machismo, la misoginia, las combatiremos sin más sangre derramada; las erradicaremos juntos, hombres y mujeres, desde todas las trincheras, con nuestro discurso y nuestras palabras como certezas de propuesta y coherencia con la causa de género, con nuestro propio cuerpo como escenario de combate coherente y comprometido con el cambio construido como una praxis. Todas somos una en esta causa. Nos declaramos en lucha contra la violencia,  abandonamos el silencio, la ya cansada resistencia, la tolerancia, el miedo, la opresión. Nos unimos, no callamos, nos revelamos, nos levantamos, queremos respeto, queremos paz, queremos igualdad, honramos la vida, rechazamos la tiranía masculina, decimos basta a la opresión.

La lucha es ardua, pero en cada paso que demos en este andar tan pedregoso, no olvidemos recordar a todos, que la nuestra es una lucha por la vida y en ello radica su valor y su belleza. Nuestra lucha se erige para expresar la búsqueda y el logro de lo justo, de aquello que existe de puro, respetuoso, solidario, bondadoso y genuino en el alma humana.

Solo me queda decirles que están mi vida, mi alma, mi trabajo y mi compromiso, siempre con la causa de las mujeres desde donde me encuentre. Mi voz se escuchará siempre, para defender nuestros derechos como mujeres, y mi corazón hasta el último momento en esta Asamblea, que ha sido mi casa, mi refugio y mi trinchera, y hasta mi último instante de vida, latirá por cada mujer viva  y por aquellas que viven  ahora en nuestra memoria, que tantas razones me dieron para luchar, para crecer, para debatir, para reclamar, para vivir e incluso para morir.

Con ustedes y para ustedes siempre. ¡No más violencia contra la mujer! NI UNA MENOS, VIVAS NOS QUEREMOS.

Hasta siempre, compañeras del alma.

 

Gina Godoy Andrade

ASAMBLEÍSTA POR LA PROVINCIA DEL GUAYAS

Gina Godoy Andrade
Asambleísta por Guayas Alianza PAIS

Gina Godoy Andrade, Asambleísta por el Guayas. Distrito 1 Feminista, luchadora permanente por la igualdad de género, la niñez y la adolescencia Asambleísta desde 2009. Integrante de la Comisión de Justicia y Estructura del Estado.

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