La paz es la mejor arma

Miércoles, 08 de enero del 2020 - 00:00 Imprimir

Todos y todas conocemos los acontecimientos en el Medio Oriente, donde las tensiones entre Irán y Estados Unidos amenazan con la paz a nivel mundial y pueden crear condiciones para un conflicto de consecuencias impredecibles.

Numerosas regiones en vías de desarrollo se enfrentan a conflictos regionales que son a menudo la herencia del pasado colonial. Estos conflictos en el Medio Oriente, en África, en América Latina, han obstaculizado los esfuerzos y solo han engendrado sufrimientos y miserias a un número incalculable de  personas.

La globalización puede exacerbar o aliviar de manera potencial tales conflictos, estos últimos tienen un impacto negativo en las eventuales dinámicas de atenuación de la pobreza en el mundo.

Ante la presencia de este desequilibrio de poderes, tenemos la obligación moral de evitar a toda costa una guerra que puede traer consecuencias nefastas para la humanidad.  Hay que evitar la escalada de la violencia, los escenarios son de tensión y son momentos de buscar a través de la diplomacia los acuerdos necesarios que permitan mitigar esta confrontación.

Es necesario hoy más que nunca el respeto a la autodeterminación de los pueblos, respeto al derecho internacional no a la guerra, si a la paz, promover el diálogo como mecanismo de solución de conflictos. La cooperación para el desarrollo y el respeto a los derechos humanos deben ser la divisa principal a tomarse en cuenta. Hay que evitar a toda costa la guerra, debemos  hacer un llamado  a la moderación a la prudencia. No a los fantasmas de la guerra.

No podemos caer en una lógica de venganza de los dos lados. La lógica de venganza solo produce mayores tragedias.

El siglo XXI presenta grandes oportunidades y plantea temibles retos para la humanidad. El desarrollo de los pueblos debería ser la primera preocupación de los países en vías de desarrollo a lo largo del siglo, mientras que otras batallas universales deberían librarse de manera colectiva a escala planetaria. El desarrollo ante todo podría constituirse en una consigna adecuada para los países más pobres, para lo cual se requiere el apoyo de los países del norte.

El primer indicador de éxito del desarrollo global del siglo XXI debería ser  el aumento del bienestar en los países del SUR, reducir las diferencias de ingresos, una distribución más equitativa de la riqueza, equidad en las transacciones comerciales. El desarrollo de los países, dependen estrechamente de las relaciones de fuerza planteadas entre los países, de la equidad conveniente en los intercambios y sobre todo DE LA PAZ QUE HAY QUE CONQUISTAR ENTRE TODOS LOS PUEBLOS.

Ya lo decía Fidel Castro: Si se quiere salvar a la humanidad de la autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro, en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. Con esto que desaparezca el hambre y no el hombre.  

Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño. Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo.

Liliana Durán Aguilar
Asambleísta Nacional Otros Movimientos

Asambleísta Nacional | Integrante de la Comisión De la Biodiversidad y Recursos Naturales |

 

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