En primer debate, discutimos el Proyecto de Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, un tema sustancial que no atañe a todos como sociedad; sobre todo cuando en pleno siglo XXI aún el hecho de nacer mujer se convierte en un factor de riesgo de nuestras propias vidas.
A todas las mujeres nacidas y a las que están por nacer: estamos en este mundo para amar y ser amadas, para respetar y ser respetadas, para dejar huellas indelebles en las páginas de la historia, mas no para teñirlas con sangre, nuestra sangre, y padecer en manos de nuestros victimarios.
La lucha contra la erradicación de la violencia contra las mujeres, no tiene ni debe tener colores ni banderas políticas ni ideológicas; tiene una causa común, que es la de extirpar este mal, que nos violenta, nos daña, nos destruye y nos mata.
Todos queremos una Ley que proteja a las mujeres de una violencia estructural que se vive en las familias, en las calles, en el trabajo y en el mismo Estado. Pero para lograr este fin, me permito hacer las siguientes recomendaciones:
Para que esta Ley sea eficaz, eficiente y aplicable para cambiar la realidad de la violencia, debe proponer cambios estructurales, institucionales, y asignar recursos que realmente permitan solucionar este flagelo en el país. Pero, sobre todo, debe incluir a la familia, ahí es donde se forman los niños y jóvenes, a quienes desde pequeños hay que inculcarles el respeto hacia la mujer.
¡Las mujeres del país no quieren una ley tibia e ineficaz, sino una Ley que implique un compromiso real del Estado y de la sociedad para eliminar la violencia contra nuestras, madres, hijas, hermanas y amigas! Si tocan a una, nos tocan a todas. ¡Vivas nos queremos! ¡Ni una más Ecuador!
Asambleísta por la provincia de Guayas | Integrante de la Comisión De los Derechos Colectivos Comunitarios y la Interculturalidad | Visita mi Perfil