Mi feriado lo terminé en la parroquia rural de Alangasí con un acto de fe tradicional "la misa al niño Jesús" y me quedo con una reflexión.
La vida misma es un milagro, aunque como país hemos enfrentado situaciones difíciles, en la economía aún se siente las secuelas de la pandemia del COVID 19, vivimos olas de violencia y de inseguridad. Las y los ecuatorianos somos gente valiente que siempre seguimos adelante. En este feriado de Carnaval sentí la alegría y felicidad de varias familias que pudieron compartir con sus seres queridos en playas, parques, conciertos y demás espacios públicos.
Que nuestro trabajo sirva para que esa alegría sea permanente y no sea exclusivo de unas pocas familias sino de todas, que el nuevo Ecuador de esperanza, paz y seguridad sea una realidad.
Asambleísta por la provincia de Pichincha 3
