Respecto al primer debate del COA (Código Orgánico Ambiental) me permito exponer algunos criterios, conceptos y planteamientos sobre la materia surgidos desde varias organizaciones populares de Quito y particularmente del sur de la ciudad a partir de la experiencia en la recuperación de las quebradas Ortega y el Carmen en Quitumbe en 1997.
Organizaciones que ven con gran responsabilidad la misión de legar a las futuras generaciones un hábitat saludable para la reproducción ampliada de la vida. Todos los habitantes de la tierra tenemos la obligación de preservar el futuro de la humanidad.
La importancia del ambiente para el desarrollo humano donde las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer a las generaciones futuras. La utilización de los recursos naturales debe ser de manera racional utilizando la tecnología que disponemos de manera sustentable y conscientes de que no somos los únicos seres vivos que estamos y esteremos en el planeta
La Preocupación de la salud del planeta en su conjunto comienza por realizar acciones pequeñas en sus propias comunidades. “pensar globalmente, actuar localmente” Que todos en esa realidad debe emprender acciones de limpieza, reciclaje y uso responsable de los recursos naturales.
Independientemente de las leyes ambientales es posible en forma voluntaria asociar a muchos individuos para proteger el hábitat y los organismos que dependen de ellos. La responsabilidad ciudadana es trascendental para la protección del ambiente, no se puede dejar al Estado la responsabilidad del cuidado del medio ambiente y desentendernos de manera individual.
El desarrollo integral hace relación o implica el desarrollo proporcional entre lo económico, social espiritual y ambiental, permitiendo prácticas responsables del ser humano para su bienestar en armonía con su entorno natural
La destrucción del ambiente y la naturaleza son la consecuencia de un sistema que privilegia la ganancia de dinero. En una sociedad de consumo, la empresa busca minimizar los costos de producción en procura de aumentar sus ganancias, desentendiéndose de su responsabilidad social y con la naturaleza.
El Código Ambiental permite la posibilidad de pasar de las declaraciones a las acciones contra la contaminación, con la finalidad de frenar el cambio climático, favorecer el cuidado de la naturaleza, explicitando la responsabilidad que tenemos los sectores públicos, privados y ciudadanos.
El Código debe viabilizar los mandatos constitucionales, la búsqueda del buen vivir, del respeto a los derechos de las personas, las colectividades y la naturaleza; la obligación de evitar los impactos ambientales negativos, normar los deberes que tienen la ciudadanía y el Estado para hacer uso de manera responsable de los recursos naturales que tiene nuestro país, velar por la gestión sustentable del patrimonio natural y de los ecosistemas; así como también, el patrimonio intangible expresado en las tradiciones, costumbres, la cultura de nuestros pueblos.
Además el Código debe considerar las disposiciones constitucionales que reconocen la realización de actividades económicas que observen responsabilidad ambiental y social, debe por tanto, promover que en el manejo y protección de los recursos naturales intervengan organizaciones orientadas a privilegiar el bien común sobre la acumulación del capital, organizaciones que por principio no tienen finalidad el lucro como son las organizaciones de economía solidaria.
Para la tarea de conservación de los páramos, morerales y manglares las instituciones competentes deben promover la conformación de asociaciones comunitarias y/o de economía solidaria para que asuman esta tarea en donde lo principal será no la ganancia sino el trabajo que se genera para los asociados poniendo por delante la responsabilidad con la propia comunidad.
Asambleísta por Pichincha. Distrito Centro Sur, miembro de la comisión especializada de Gobiernos autónomos descentralización, competencias y organización territorial.
En su trayectoria de activismo y servicio social se encuentran la dirigencia estudiantil Universitaria y Politécnica de Quito y el Ecuador, Deporte barrial de Quito, Ecuador y Bolivariano, movimiento cooperativo y de economía solidaria.
Es gestor y promotor de empresas asociativas de economía solidaria y ha trabajado en proyectos de desarrollo comunitario integral impulsando la utilización proporcional de competencias racionales, emocionales, creativas y operativas.
Realizó los estudios superiores en la Escuela Politecnica Nacional, cursos de formación y capacitación en la Universidad Andina Simón Bolivar, Politécnica Salesiana, UTPL, FLACSO, Academia internacional de Cibernética Social, Escuela de la Secretaría Latinoamericana de Hábitat y Vivienda, INDER, IND Venezuela, Corporación Cooperativa Mondragón entre otras instituciones del país y del exterior.
Su compromiso es con la coherencia entre el pensar, sentir y hacer en el servicio a la comunidad en el objetivo de derrotar la pobreza.
