El día jueves 03 de Julio de 2014, la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad Técnica de Ambato, condecoró a la Abg. Betty Maricela Jerez, asambleísta por Tungurahua. En el evento se destacó la tenacidad, responsabilidad y compromiso con su pueblo por parte de la asambleísta y se la felicitó por el ánimo de lucha al ser una digna representante del pueblo indígena Salasaka de la provincia de Tungurahua.
A continuación, el discurso de agradecimiento de nuestra querida asambleísta:
“Un pueblo puede tener piedras, garrotes, pistolas o cañones; aún así, si no tiene libros está completamente desarmado”
Cuando era niña, las desigualdades presentes en nuestro medio eran más que evidentes, los rasgos de racismo predominaban en la mente de cada persona y era muy difícil ingresar al sistema educativo como el resto de personas. Sin embargo, la decisión por ser mejor y por superarme, me llevaron a abrirme camino en la primaria, en la secundaria en Pelileo, y mis estudios universitarios en la Universidad Técnica de Ambato.
La educación y la preparación integral son la clave para enfrentarnos al mundo cambiante, para librar la batalla del conocimiento que nos permitirá sin duda alguna, eliminar definitivamente la pobreza, la desigualdad y la ignorancia.
Un pueblo que lee y que estudia es un pueblo que progresa, es un pueblo que asume sus responsabilidades, que puede luchar por su libertad y que desterrará la opresión y la crueldad. La educación es una llave que abre puertas, ayuda a un trabajo y a una vida digna.
En la antigüedad las batallas eran con armas, la capacidad de destrucción del ser humano no se compara con nada, la devastación causada por las armas es mucha, tenemos claros ejemplos en la historia; y si pensamos por un momento, es evidente que todas las luchas se dieron por la necesidad ilimitada de poder. La ignorancia y el miedo de nuestros antepasados hicieron que agachen la cabeza y sean sumisos; el desconocimiento de sus derechos y de su realidad como personas, permitieron casos de opresión y tiranía, que llegaban incluso a desconocer el carácter de ser humano.
Hoy vivimos una época diferente, nos enfrentamos cada vez a una sociedad que evoluciona, a jóvenes y niños que conocen sus derechos, que saben sus responsabilidades y que no se quedan callados ante el abuso. Hoy nos enfrentamos a la batalla del conocimiento, una batalla sin sangre ni armas, una batalla que permitirá eliminar la pobreza causante de los problemas sociales.
Hace no muchos años recorrí estos pasillos y estudié en estas aulas, aprendí que una persona es importante, tiene derechos y garantías, que no pueden ser vulnerados; aprendí que la discriminación acaba a las personas, las doblega y las reduce. Por esto, quiero hacer un llamado a todos y todas, a luchar por sus derechos, a asumir las responsabilidades que tenemos como hombres y mujeres, a prepararnos con honestidad y sacrificio, asumir nuestros estudios y la carrera que escogemos como una compañera de vida, pues la profesión es como nuestra cónyuge, nos acompaña hasta la muerte, así no la ejerzamos.
Hoy, agradezco infinitamente a las autoridades de tan prestigiosa facultad y universidad, por este tan alto reconocimiento. Y como ex alumna y profesional que se forjó en estas aulas, hago el fiel compromiso de seguir luchando por el desarrollo de nuestro querido Tungurahua. No cabe duda que los tungurahuenses somos un ejemplo de lucha y de perseverancia, por esto, les invito a todos a dejar muy alto el nombre de nuestra tierra, y a mantener las costumbres y tradiciones que como tungurahuenses nos caracterizan. No dejemos que la opresión y el miedo nos envuelvan, estudiemos, luchemos cada día por ser mejores profesionales, y sobre todo por ser mejores personas, pues la riqueza humana es lo que nos hará invencibles.
Asambleísta por la provincia de Tungurahua, integrante de la Comisión Permanente de los Derechos Colectivos Comunitarios y la Interculturalidad..
