Legisladora de la alianza Partido Social Cristiano y Madera de Guerrero por Guayas. Miembro de la Comisión de la Asamblea Nacional. Es abogada de profesión y es una apasionada por el diseño de modas.
"Aquí no hay revolución preventiva"
Es la voz de la oposición a la hora de criticar las políticas públicas de prevención y control de drogas. Una ley sobre el tema se tramita en el Pleno.
Empecemos por el principio. ¿Ecuador mira por fin hacia la prevención?
La ley que tramitamos no tiene casi nada de prevención. Los artículos sobre prevención fueron incluídos al final. De hecho, los voceros que han ido a esta comisión han tendido a ser amistosos con el consumo, incluso lúdico, de drogas. Esta ley pretende equiparar el consumo de drogas duras al del tabaco y el alcohol.
Usted ha acusado a este proyecto de ley de promover el consumo. ¿Por qué?
Este proyecto no tiene ninguna esperanza de lograr frenar el tráfico y consumo... Nosotros debimos haber puesto como título del proyecto 'la ilicitud de las drogas', a lo que se negó el oficialismo rotundamente. Porque a lo que conllevaba este proyecto es a legalizar incluso las drogas duras.
¿Cree que la comisión con mayoría oficialista cambiará el rumbo tras las palabras del presidente de la República?
Seguramente. No hemos tenido sesión -ni antes de la vacancia ni ahora- porque, me imagino, tienen las barbas en remojo. Porque las declaraciones del presidente de la República son absolutamente alineadas a la posición que he mantenido dentro de la comisión, es decir, lo contrario a lo que ha defendido el partido de Gobierno.
¿Está diciendo que el presidente se hizo socialcristiano en este tema?
No. Estoy diciendo que hemos tenido la razón en cuanto a cómo luchar contra las drogas. No como dice Alianza PAIS: que la legalización, la siembra, el cultivo para consumo va a aminorar las adicciones en el país. En nuestro contexto la droga debe ser un enemigo acérrimo, sin importar la tienda política a la que pertenezca.
También hay que reconocer que han existido esfuerzos desde el Gobierno nacional. ¿Le suena, por ejemplo, la llamada Revolución Preventiva?
A ver. Yo no creo que el que un pianista (Raúl DiBlasio) venga a dar charlas vaya a desmotivar a los adolescentes de aproximarse al mundo de las drogas; la formación en valores, el planteamiento de un futuro, un esquema de vida, esos sí pueden lograr que se alejen de ese mundo. Pero gastar $ 1,8 millones en las charlas de un pianista es un absurdo sin nombre.
Bueno, pero la Revolución Preventiva incluía más que un pianista.
¿Revolución Preventiva? Recién este año se inauguró la primera clínica pública para tratar adicciones. Tienen un cupo de 30 personas. Dígame usted si los adictos del país son solamente 30. Aquí no hay una revolución preventiva ni combate a las drogas. Las drogas no se acaban decomisando, sino desmotivando.
Andersson Boscán Pico
boscana@granasa.com.ec - Guayaquil