En estos momentos de dolor e impotencia que han pasado, no sólo los damnificados por el devastador incendio que sufrió el día de ayer la ciudad de Esmeraldas, sino todos sus habitantes, me solidarizo con todos y reitero mi admiración y respeto a los hermanos esmeraldeños, quienes con entereza y trabajo sabrán reponerse de este infortunio.