La Ganadería Bovina

Jueves, 09 de julio del 2015 - 16:59 Imprimir

TRADICIÓN Y DESAFÍOS

La ganadería bovina es una actividad económica del sector primario encargada del cuidado y domesticación de reses (vacas, toros y crías) para el consumo humano. Asimismo, se denomina ganadería al conjunto de instalaciones para explotación ganadera o al hato ganadero de un propietario. Al igual que la agricultura, la ganadería es una de las actividades que practica el hombre desde tiempos remotos, para asegurar sus necesidades de alimento, cuero, huesos, entre otras. Con el tiempo se empleó esta especie en trabajos agrícolas y transporte de carga, incluso hasta utilizar sus desperdicios en la elaboración de fertilizantes.

Es destacada la participación que tiene la ganadería bovina en nuestro país con relación a los demás tipos de ganadería y a su ocupación territorial de los espacios rurales. Al año 2013, la ganadería bovina representa el mayor número de cabezas de ganado en 23 de las 24 provincias del Ecuador, siendo una excepción la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas donde el ganado porcino supera al bovino. Igualmente, hay que destacar que la mayor superficie agropecuaria en el país se utiliza en pastos cultivados o naturales, que emplean 4.8 millones de hectáreas, equivalentes al 66.3% del número total de hectáreas en uso agropecuario (7.3 millones de hectáreas). Esta superficie en pastizales sirve para albergar a 5.1 millones de reses, a una razón de 1.06 hectáreas por animal.

No obstante, comparando las estadísticas de Superficie y Producción Agropecuaria (INEC), entre los años 2011 y 2013, se observa un decrecimiento en el hato ganadero del país de 5.35 a 5.1 millones de cabezas de ganado, es decir, alrededor de 250 mil reses. Solo en la provincia de Manabí, la ganadería bovina disminuyó de 983 a 912 mil cabezas de ganado, aproximadamente 71 mil reses.

La ganadería se pude clasificar de acuerdo con las técnicas empleadas, con el tipo de ganado que se cría y obviamente con el espacio ocupado. Por esto último, el sistema de producción ganadera que se implemente debe responder a la relación entre el número de reses y superficie disponible. En esta línea, los sistemas de producción ganadera se identifican como extensivos, intensivos y semi intensivos. Los extensivos, tradicionales o convencionales, se caracterizan esencialmente por llevarse a cabo en un medio natural; estos sistemas tienen algunos inconvenientes por la falta de control del ambiente en que se desenvuelven los animales, menor eficiencia de producción por unidad de superficie, poco ajuste a la demanda de los consumidores y un alto grado de dificultad para proporcionar los productos homogéneos que solicita el mercado.

Por otra parte, los intensivos, comprenden el manejo de hatos ganaderos estabulados, generalmente bajo condiciones de temperatura, luz y humedad que han sido creadas en forma artificial, con el objetivo de incrementar la producción en el menor lapso de tiempo; los animales se alimentan, principalmente, de alimentos enriquecidos. Es por esto que requiere grandes inversiones en aspectos de instalaciones, tecnología, mano de obra y alimento, entre otros. Estos sistemas tiene algunos inconvenientes como el gran consumo de energía, generalmente de procedencia fósil, alta contaminación debido a la acumulación de enormes masas de deyecciones que no pueden ser recicladas, contaminación del suelo y de las aguas con nitrógeno, fosfatos y metales pesados.

Una ganadería moderna no puede buscar solamente el mejoramiento de su genética, sanidad, alimentación o instalaciones, sino la implementación de un sistema de producción que se ajuste a las circunstancias socio-económicas y ambientales del mundo actual. La disminución del tamaño de los predios rurales y del nivel de las precipitaciones lluviosas debido a la herencia y a las afectaciones climáticas respectivamente, ocasionan que ganaderías que fueron rentables en el pasado ya no lo sean. Por lo tanto, es vital implementar modelos de producción que sintonicen la realidad de circunscripciones territoriales cada vez más pobladas y con menos tierra disponible para uso agropecuario. En este contexto se deben implementar sistemas semi intensivos que logren un máximo rendimiento entre el número de animales y superficie disponible, sin generar una alta contaminación.

Existen sistemas semi intensivos denominados pastoreos rotacionales, que persiguen la máxima utilización de los pastos en etapa de crecimiento, dentro de un potrero estacional, para darles un mayor valor nutricional, fijando siempre un período de recuperación. Esta maximización de pastizales debe darse en el menor tiempo posible, para evitar el consumo o daño del animal de los rebrotes y una consecuente debilidad de la plántula por el agotamiento de sus reservas radiculares.

Otro sistema semi intensivo, es el modelo agrosilvopastoril, en el que las actividades agrícola, ganadera y forestal pueden ser integradas a un esquema sustentable y sostenible en el tiempo. Este tipo de explotación es una propuesta productiva que puede ser encarada en las pequeñas fincas, sembrando cultivos anuales, especies forestales y criando ganado en forma simultánea en un área determinada. La producción agrosilvopastoril puede ser encarada para recuperar la productividad de los suelos, mejorar el ambiente y el nivel de vida de la familia del campo.

Empero, es curioso observar como la mayoría de los sistemas de producción ganadera en el Ecuador permanecen casi inmutables en el tiempo, sin la actualización e inversión necesarias para volverlos a convertir en negocios atractivos.

Ricardo Zambrano
Asambleísta por Manabí Alianza PAIS

Asambleísta por la provincia de Manabí | Presidente de la Comisión De la Soberanía Alimentaria y Desarrollo del Sector Agropecuario y Pesquero | Alianza PAIS - Unidad Primero

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