Hace un año, Malala Yousafzai fue herida brutalmente por los talibanes paquistaníes. Intentaron acallarla a tiros, pero su intento fallido, logró dar a conocer a una joven con un espíritu de lucha más grande que cualquier bala, que cualquier opresión. Malala es un ícono de la libertad, de igualdad de la mujer y sobre todo, de derecho a la educación.
La historia de esta joven empieza hace 5 años, cuando apenas, ella tenía 12 y los talibanes controlaban el valle de Swat, en el noreste de Paquistán. Con una rigurosa versión del Islam, este grupo sectario había prohibido que las niñas puedan ir a la escuela. Más de la mitad de sus compañeras de clases habían dejado los libros por el temor infundido del grupo talibán. Pero ella, Malala, sin uniforme, llevando sus libros escondidos, insistía en algo en lo que creía: El derecho de todos y todas por estudiar, por aprender, por crecer en conocimiento. Sus experiencias fueron narradas en un blog que escribía bajo un seudónimo. “En el mundo, las chicas van a la escuela libremente y no hay miedo, pero en Swat, cuando vas a la escuela tienes mucho miedo a los talibanes. Ellos nos matarán. Nos lanzarán ácido a la cara. Podría pasar cualquier cosa…”, escribía la joven.
Luego que su historia trascendiera al N.Y Times, y su rostro fuera identificado, Malala sufrió la brutal agresión. Tras dos dolorosas operaciones, Malala pudo recuperarse. Su discurso ante la ONU ha sido de los más impactantes y fortalecedoras que yo haya podido escuchar. “Los talibanes me dispararon. Pensaron que con unas balas me callarían para siempre, pero han fallado…”. Así hablaba una fuerte Malala, una niña, una joven valerosa. Entre aplausos, todos quienes veíamos el video de esta joven, escuchábamos silenciosos un discurso conmovedor, pero lleno de fortaleza; un discurso emocionante, pero que nos estrellaba duramente con la realidad. Un discurso estremecedor, pero lleno de esperanza. “La educación es el único camino para cambiar al mundo…Cojamos nuestros libros y nuestras plumas, son nuestras armas más poderosas…”, recordar hoy estas palabras, en momentos en el que recibimos la alerta de miles de niñas que en el mundo, viven al margen de sus derechos, es vital para continuar la lucha desde nuestros espacios, desde donde hacemos patria.
Malala es la fuente de inspiración para quienes continuamos con la titánica labor de cambiar una realidad. "Solo soy una chica entre muchas –nos dice-. No hablo por mí misma, sino por todos los que han arriesgado sus vidas y han resultado heridos, los que luchan por el derecho a vivir en paz, a ser tratados con dignidad y en igualdad de oportunidades, a tener derecho a la educación". En el mes que se celebra a las niñas del mundo, pensemos juntos en continuar el trabajo local de escolarizar a todos los niños y niñas de nuestro país, redoblemos los esfuerzos para cambiar esta situación de cara al mundo. Alentemos el trabajo de un gobierno que cuenta en su plan de desarrollo con escuelas del milenio, incluyentes y sin discrimen. Vamos haciendo mucho con cada pequeño o gran esfuerzo. Sigamos la luz de una niña que enfrentó el más absurdo poder … y triunfó.
A Malala, en el Día Internacional de la Niña…
A quienes creen en el poder cambiar…
Gina Godoy Andrade, Asambleísta por el Guayas. Distrito 1 Feminista, luchadora permanente por la igualdad de género, la niñez y la adolescencia Asambleísta desde 2009. Integrante de la Comisión de Justicia y Estructura del Estado.
