Asamblea reconoce labor social de padre Polo, Carlos Mosquera y Operación Sonrisa

Jueves, 23 de julio del 2015 - 13:42 Imprimir Elaborado por: Sala de prensa
Asamblea reconoce labor social de padre Polo, Carlos Mosquera y Operación  Sonrisa

Con paso lento, por el paso de su edad; sonrisa perdida entre la espesa barba y canosa, el padre Antonio Polo Frattin se acercó a recibir de manos de la presidenta del Legislativo, Gabriela Rivadeneira, la condecoración Asamblea Nacional Dr. Vicente Rocafuerte al mérito social, por su valía, trabajo pastoral, servicio y amor al prójimo.

El sacerdote salesiano nació en Venecia-Italia en 1939 y 30 años después llegó a Ecuador e inicia un comprometido trabajo en la parroquia Simiátug, en el cantón Guaranda, provincia de Bolívar. El asambleísta Fabián Solano, quien planteó esta iniciativa, contó que cuando Polo llegó por primera vez a este sector le impresionó las chozas humeantes y constató el abandono, la miseria, la explotación, la migración, la mortalidad infantil, la falta de servicios básicos, vías y trabajo.

Solano relató además que gracias a la iniciativa del sacerdote, la parroquia de Salinas le apostó al cooperativismo como forma efectiva y democrática para combatir la pobreza. Con su apoyo se pasó de un pueblo sin cultura organizativa a uno organizado y agroindustrial. Esta localidad propone ahora un modelo organizativo sobre la base de la solidaridad y ha desplegado su marca “El Salinerito”, la elaboración de artesanal de quesos de alta calidad, chocolates, embutidos, hongos, confites, hilos, tejidos y aceites.

Han pasado cuatro décadas y los frutos son evidentes: una larga lista de organizaciones y una gran cantidad de gente agradecida. Estos logros son la demostración de que en Ecuador sí es posible el desarrollo rural e integral con equidad y sostenibilidad, sostuvo Solano.

La presidenta Gabriela Rivadeneira, también recibió, con fuertes abrazos, y entregó la condecoración Asamblea Nacional Dr. Vicente Rocafuerte al doctor Carlos Mosquera Sánchez al mérito social y educativo, considerando su invariable vocación de servicio y entrega a las causas sociales.

Reconocer el valor de ciudadanos y ciudadanas que han aportado desde su vida, desde su profesión y con su ejemplo a construir una Patria más justa y equitativa, es un deber ineludible de la Asamblea Nacional, afirmó la proponente de esta iniciativa María Augusta Calle. No se trata solo de exaltar las cualidades de una persona a través de una condecoración, sino y sobre todo, de un acto que sirve -debe servir- para transmitir a las nuevas generaciones los símbolos notables de formas de pensar y de hacer que, a lo largo de los años, han permitido forjar lo que ahora es el Ecuador, añadió.

Carlos Mosquera, de 100 años de edad, es el fundador de la Fundación Mosquera, que en más de medio siglo ha brindado un servicio de calidad, accesible para nuestro pueblo, dijo. Pero también dedicó sus mejores esfuerzos al ejercicio público: dirigió la Maternidad Isidro Ayora, impulsó la formación del Hospital de la Policía; también se vinculó a la academia, desde donde promovió la fundación de la Facultad de Obstetricia. Fue decano de la Facultad de Medicina y Vicerrector de la Universidad Central del Ecuador.

Por último, el legislativo también condecoró a la Fundación Sonrisa Ecuador, que en 20 años de actividad, han realizado 25 misiones médicas nacionales y 10 internacionales, 256 misiones semanales, 44 ciudades visitadas con frecuencias programadas, más de 850 mil horas de voluntariado, 46 mil han consulta con especialistas y 15 mil pacientes con procedimientos de cirugías reconstructivas.

Me congratulo con el justo homenaje que la Asamblea Nacional rinde en nombre de las sonrisas de cada uno de esos niños que se les ha devuelto, por esa importante labor comunitaria desplegada, por el trabajo del cuerpo médico y el aporte de los auspiciantes públicos y privados, sostuvo el asambleísta William Garzón, quien impulsó la condecoración.

Tras la exposición de un video en que se mostró la malformaciones de niñas y niños, con el mensaje de que todos podemos ayudar y que en 45 minutos se puede cambiar una vida, Garzón insistió en que la solidaridad sin justicia social y sin inclusión es un ejercicio inútil. La sonrisa tiene su propia razón: el amor, dijo.

LM/pv

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