El primer debate del proyecto de Ley de Agrobiodiversidad, Semillas y Fomento Agroecológico se centró en los transgénicos (alimentos producidos a través de organismos modificados genéticamente). “Las semillas son fuente de poder, no en vano grandes multinacionales buscan controlarlas y hasta ahora, por fortuna, los conocimientos de nuestros pueblos no son alcanzados por esos intereses”, dijo el asambleísta Carlos Viteri, presidente de la Comisión de Biodiversidad.
Viteri aseguró que es la oportunidad de tener una ley que permita dinamizar con políticas potentes la soberanía alimentaria. Y aseguró además, que los actores directos son los pequeños productores, campesinos y familias. “Es una ley que nos permite dar un gran salto a la profundización de la revolución agraria”, expresó.
María Augusta Calle insistió en que Ecuador es un país libre de semillas y cultivos transgénicos y dijo que ese enunciado es fundamental para defender la vida. “Hay suficiente evidencia para demostrar el daño que los cultivos transgénicos pueden hacer a la vida y al ambiente”, señaló.
El asambleísta Ricardo Moncayo manifestó que no se debe ver a lo transgénico como algo negativo, pues al hacerlo se satanizaría la investigación científica. “Es necesario investigar sobre el tema de los transgénicos. Hay un afán ultranacionalista, pues nos dan a entender que las semillas son propias, cuando escuchamos que las zanahorias, remolacha y otros vegetales los exportan empresas que investigaron sobre la capacidad de ciertas semillas de ser fuertes ante ciertos factores climáticos, hongos y pestes”, aseguró.
Investigación
Para el legislador Miguel Carvajal, presidente de la Comisión de Soberanía Alimentaria, no se puede analizar una ley y hacer un himno con las transnacionales, pero tampoco es posible impedir la investigación científica. “No se trata de decir no a la producción agrícola de exportación, pero hay que controlar que cumpla parámetros necesarios para proteger el suelo, la agrobiodiversidad y la vida de las personas”, insistió.
También se habló en repetidas ocasiones de la soberanía alimentaria. Ramiro Vela, sostuvo que para garantizarla es necesario reflexionar sobre el cuidado de la semilla. “Hay que tener buenas prácticas para la producción agrícola y pecuaria. Ecuador importa cada año alrededor de 560 millones de dólares entre fertilizantes y pesticidas, poco más de 200 millones en pesticidas. En Ecuador se usa un promedio de 7 libras de pesticidas por persona y esto incide en la salud de la gente, en el suelo y en el agua”, explicó el legislador.
Una de las conclusiones de la primera jornada de debate es que la semilla es un patrimonio de los pueblos y es responsabilidad del Estado protegerla. “Esta ley no es un reglamento de certificación de semillas, propone algo más profundo, que es el cambio de la matriz agroalimentaria; plantea políticas fuertes para permitir la diversificación agrobiodiversa”, señaló María Augusta Calle.
MC/pv
