Sábado 16 de abril de 2016, 18:58, la hora exacta en la que se remecieron las entrañas de Manabí, Esmeraldas y Santo Domingo de los Tsáchilas. Fueron 52 segundos en los que un terremoto de 7,8 grados dejó un saldo de muerte y destrucción. 671 personas fallecieron, 113 fueron rescatadas con vida y miles de viviendas desaparecieron. Pero el drama humano recién empezaba esa noche, pues en un mes soportaron 1.613 réplicas de hasta 6,8 grados.
Hay testimonios humanos que dejan ver las huellas del 16A. Es el caso de Carmen, oriunda de Portoviejo, quien madruga a hacer el desayuno y en la noche planchar el uniforme de su hija, enfermera, de 26 años de edad, quien murió bajo los escombros de lo que fue un centro comercial. Carmen aún no asimila la pérdida.
Eloy Cevallos, del cantón Jama, trabajaba en compañía de su hijo, en la tienda familiar y cuando se produjo el terremoto corrió apresuradamente a verificar la situación de sus seres queridos y se topó con un cuadro desgarrador: la esposa y los tres hijos, entre ellos una niña de aproximadamente dos años de edad, perdieron la vida, mientras de la casa solo quedaban escombros. Él sufrió una herida en la pierna y le practicaron una rápida cirugía, pero su drama empezó, pues aún requiere de una urgente operación, por lo que espera la ayuda necesaria.
Con machete en mano, así estuvo preparada la portovejense Mayra Sacoto para defender los bienes y la casa ante la presencia de antisociales, que aprovecharon la emergencia para saquear domicilios, sin importarles el dolor del momento; oportunamente alertó al ECU911, pero la entidad no se daba abasto para atender las miles de emergencias.
Roberto Jiménez, de Manta, compartió y convivió por algunos meses con tres familias y vecinos en un espacio de refugio y recuerda que una niña solo repetía: “ya viene el monstruo para devorarnos”, esto porque los temblores venían precedidos de fuertes bramidos en la tierra.
En todo caso, la actitud de coraje, de ñeque de la gente, severamente golpeada por el terremoto, fue el eje fundamental para no doblegarse ante la adversidad y salir adelante, con alto nivel de optimismo y visión de presente y futuro. Una muestra de ese positivismo se evidenció en los mensajes que se exhibían y mantienen aún en las casas, unidades de transporte, negocios e iglesias: “7.8 grados sacudieron a Portoviejo, 300.000 almas de acero lo levantan”.
Solidaridad: una característica del ecuatoriano
Una vez ocurrida la tragedia, inmediatamente el mundo reaccionó y emprendió en campañas de solidaridad con los damnificados. El 21 de abril se puso en marcha la “Ayudatón por la Reconstrucción”, organizada por el Legislativo, bajo la iniciativa de la Presidenta, Gabriela Rivadeneira, orientada a apoyar la reconstrucción de viviendas de las familias afectadas por el terremoto, a través de la recolección de materiales de construcción y donaciones en efectivo.
Esta iniciativa contó con la alianza estratégica del Banco del Pacífico, entidad que abrió la cuenta de ahorros número 1049488252 para las donaciones económicas; la Federación de Estudiantes Universitarios Particulares del Ecuador (Feupe) y la Organización Techo.
Parlamentos de varios países del mundo se unieron a esta causa, así como empresarios, migrantes, pequeñas y medianas empresas, negocios, instituciones educativas, asambleístas, alcaldes, artistas, compositores, trabajadores legislativos, que aportaron con el 10% del sueldo, mientras la Asociación de Servidores Legislativos (ASOSEL) entregó un cheque por mil dólares.
Luego de 28 horas de transmisión en vivo, en La Radio, “Ayudatón por la Reconstrucción”, recaudó 568,068 dólares.
Brigadas, recolección y entrega directa de productos
El mensaje solidario del Legislativo caló en la población, que acudió masivamente a dejar vituallas, alimentos no perecibles, ropa, calzado, papel higiénico, aguas embotelladas, entre otros productos. Asambleístas y servidores legislativos se organizaron en brigadas para entregar oportuna y directamente la ayuda a los hermanos ecuatorianos. Además, a la zona del desastre llegó la Caravana Cultural de la Asamblea, con el objetivo de mejorar el estado emocional, especialmente de niños, que vivieron momentos traumáticos.
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Una ley para hacerle frente a la tragedia
A la par, la Asamblea Nacional aprobó la Ley Orgánica de Solidaridad y de Corresponsabilidad Ciudadana por las afectaciones del Terremoto, que dispuso que cada tres meses el Comité para la Reconstrucción y Reactivación Productiva presente un informe completo sobre su aplicación.
El asambleísta manabita Carlos Bergmann, vocal del Consejo de Administración Legislativa (CAL), indicó que, de acuerdo con el tercer informe del Comité (21 de noviembre 2016 al 20 de febrero 2017), por efectos de la vigencia de la normativa se recaudaron alrededor de 1.400 millones de dólares, que se invirtieron en el área social (agua potable y saneamiento ambiental); apoyo productivo; educación (construcción de siete unidades del milenio y repotenciación de tres más, construcción de 157 unidades pluridocentes); educación superior; electrificación; equipamiento urbano; infraestructura pública; salud; vialidad; vivienda; seguridad, entre otros.
Otras acciones
Bergmann no se cansa de agradecer la solidaridad de la comunidad ecuatoriana y mundial con los damnificados, al mencionar la aprobación de la Ley de Ordenamiento Territorial, Gestión y Uso del Suelo, que pone control a las construcciones en el país y estipula sanciones cuando los Gobiernos Autónomos Descentralizados, entre ellos los municipios, incumplan estos controles en las nuevas edificaciones y asentamientos, que deben cumplir los estándares mínimos.
Asimismo, manifiesta la preocupación por activar y fortalecer el turismo en las zonas afectadas, mediante el trámite de leyes como la de Turismo y de Defensa del Artesano.
MG/JLVN/pv - FOTOGRAFÍAS: ALBERTO ROMO
