La exposición “La otra jungla, poder amar, no amar al poder”, del artista cubano Luis Alberto Saavedra, estará abierta al público durante 20 días, en el hall del Salón de la Libertad José Mejía Lequerica, en la sede de la Asamblea Nacional.
El autor de la obra recuerda que “era el 30 de septiembre de 2010, faltaban 15 minutos para las nueve de la mañana, mi esposa y yo decidimos salir de nuestra casa para defender la democracia, la institucionalidad, la constitucionalidad, la paz, la libertad, la independencia que se estaba poniendo en juego”.
Estuvimos allí, a tres metros de la puerta de ingreso del Hospital de la Policía, hubo muchas bombas lacrimógenas, ante lo cual tuvimos que ponernos a buen recaudo y gracias a tres jóvenes ecuatorianos que no los conozco y a mi esposa que me ayudó estoy ahora siendo parte de esta narración, enfatizó.
Relató que “al terminar esta tragedia con la liberación del presidente Rafael Correa nos dirigimos a la Plaza de la Independencia, luego regresamos a la casa, eran las 4 de la mañana, muchas ideas nos pasaban por la cabeza, que no podía escribir, pero sí podía dibujar y así surgió el primer cuadro, denominado Jaque, que es la visión personal de que todo fue una jugada de un combate para tumbar y darle jaque mate al rey. Esta obra expresa una jugada bien planificada, no espontánea”.
El segundo cuadro, explica, es “La escena 30-9”, tiene su inspiración en Picasso; pinté lo que ahí viví, lo que sentí y si tengo que volver ahí, aunque espero que no vuelvan a ocurrir esos hechos, ahí estará el concurso de mis modestos esfuerzos por la defensa de este maravilloso y heroico pueblo ecuatoriano.
En esta obra, reseña, se puede apreciar que alguien me está tomado por el cuello, que me represento, estoy asfixiado, invocando una figura que en nuestra cultura (cubana) se denomina Yoruba, que abre los caminos para el bien y los cierra para el mal.
También está la representación de un telón, una cortina, en la que “como siempre tenemos gente que se nos camufla, a los que debemos ir descategorizándolos, localizándolos y purificando nuestras filas de militancia”.
“La otra escena” es el tercer cuadro; en la obscuridad aparece una mirada siniestra, que representa a la oligarquía, a los autores intelectuales que estaban conduciendo los hechos de aquel día. Hay un festín sobre la mesa, es decir, sobre los progresos que ha alcanzado el pueblo durante siete años y también una botella de whisky, para que el público saque sus propias conclusiones, que podría ser aquella noche de hotel que ya estaban brindando, expresó.
La Otra Jungla I y La Otra Jungla II, continuó, se refiere al desconocimiento de la Ley de Servicio Público y a la movilización de ciertos actores que llevaron a cabo la revuelta inicialmente. Hay ocho caracoles ubicados en V y una maraca, lo que significa que todo está claro, protegido, que debemos avanzar. En la Jungla II aparece la democracia y la fiesta, hay dos círculos que quiere decir lo anterior está correcto, continúen, que se unan al vuelo libre del colibrí que ha puesto un huevito que representa la nueva vida que se merece el pueblo ecuatoriano después del 30 S.
Por último, el sexto cuadro llamado El Otro Grito, tiene un fondo negro, que es expresión de reconocimiento de límites y de sabiduría y allí surge un grito de unidad latinoamericana, los colores de nuestros pueblos indígenas y ancestrales; es nuestro llamado a gritar por la independencia, por la libertad, por la soberanía, enfatizó.
He querido representar un sentimiento, una convicción revolucionaria. No más 30 de septiembre, concluyó.
PV
