Soy María del Cisne Molina, asambleísta por la provincia de Pichincha para el período 2025–2029. Asumí este compromiso con la convicción de que la política debe volver a ser un espacio de servicio. Creo en la cercanía con la gente, en el diálogo y en la necesidad de construir desde la realidad de quienes más lo necesitan.
Nací el 31 de agosto de 1985 en el cantón Sígsig, provincia del Azuay, pero fue en Cotocollao, al norte de Quito, donde crecí y formé mi carácter. Mi madre, como muchas mujeres ecuatorianas, tomó la decisión de migrar a la ciudad para buscar un mejor futuro para nuestra familia. Desde muy joven trabajé a su lado y aprendí que la perseverancia es la clave para superar cualquier dificultad.
Esa experiencia marcó mi vida. Crecí viendo el esfuerzo diario de las familias trabajadoras y comprendí que la justicia social no es un ideal lejano, sino una necesidad que se construye con oportunidades reales.
Estudio Derecho en la Universidad Central del Ecuador, donde actualmente curso el sexto semestre. Desde el año 2018 me desempeño en el área de Derecho Administrativo, con experiencia en procesos coactivos, y he brindado asesorías y charlas legales para apoyar a personas que enfrentan problemas sin tener acceso a información o respaldo jurídico. Estoy convencida de que el conocimiento tiene sentido solo cuando se comparte.
Mi paso hacia la política nace de esas vivencias. Sé lo que es sentirse sin respaldo y por eso quiero representar a quienes no tienen voz. Aspiro a ser una legisladora cercana, que escuche, acompañe y trabaje en soluciones reales para la ciudadanía.
Bajo el liderazgo del presidente Daniel Noboa Azin, el país enfrenta el reto de recuperar la confianza y avanzar hacia un desarrollo más justo. Desde la Asamblea Nacional aportaré a ese propósito, impulsando leyes que fortalezcan los derechos de las mujeres, de los trabajadores y de los pequeños comerciantes, sectores que sostienen gran parte de la economía nacional.
Mi historia está profundamente ligada al ejemplo de mi madre y de tantas mujeres ecuatorianas que luchan sin descanso por sus familias. A ellas les debo mi convicción de servicio y mi compromiso de actuar con transparencia y responsabilidad.