La Asamblea Nacional se ha consolidado en un referente institucional, en una plataforma de estabilidad democrática y de expansión de derechos. Lo ha hecho mediante su representatividad; con la profundización de cambios que respondan a las necesidades del pueblo, a través de más de 50 leyes y la fiscalización; la aplicación de ciertos principios; el fomento de la participación ciudadana; la promoción de espacios de diálogo; la intervención en espacios interparlamentarios del mundo; y, la promoción de la comunicación participativa e incluyente.
A partir de la aprobación de la Constitución de Montecristi (2008), se cristaliza el sueño de los ciudadanos y ciudadanas por un futuro mejor para la patria. Se crea una nueva Asamblea Nacional, como uno de los principales instrumentos para garantizar cambios profundos en la sociedad y responder a las verdaderas demandas y necesidades del pueblo ecuatoriano.