Este jueves 24 de mayo, el presidente Daniel Noboa Azín empezó su segundo mandato tras ser investido de nuevo con la banda presidencial en el salón Nela Martínez de la Asamblea Nacional frente a delegaciones extranjeras. A este evento acudí en compañía de la primera dama, Lavinia Balbonesi, y de mis hijos Juan Sebastían y Santiago.
Niels Olsen tomó el juramento de rigor al mandatario Daniel Noboa; acto seguido le impuso la Banda Presidencial, uno de los símbolos más importantes de su investidura como Jefe de Estado. Luego, el comandante General de las Fuerzas Armadas, Jaime Vela, le impuso la Condecoración Nacional de la Orden de “San Lorenzo”, en el grado de Gran Collar. A continuación se procedió con la lectura y suscripción del Decreto Presidencial de asunción del mando del Estado y de Gobierno de la República. Así mismo, el Presidente de la Legislatura tomó el juramento a la vicepresidenta, María José Pinto.
Más tarde, Daniel Noboa, en su Mensaje a la Nación, aseguró que nunca más los ecuatorianos y ecuatorianas serán olvidados; este es un pueblo libre, es un pueblo que no se cansa de luchar por un nuevo Ecuador, dijo. Recordó que hay momentos que marcan un antes y un después; y, este, es uno de esos momentos, es tiempo de mirar al futuro y no al pasado.
Durante su discurso, Noboa transmitió un mensaje que le ha dicho muchas veces su padre Álvaro Noboa Pontón: “creo más en ti de lo que tú crees en ti mismo”. Agradeció a su madre, Anabella Azín por haber vuelto a la política nacional. "Por más injusta que pudo haber sido con ella y con nuestra familia en el pasado, ella volvió". En ese momento, todo el pleno ovacionó a la actual asambleísta.
El Mandatario insistió en que su deber no es con el pasado, pues su deber está en atender el futuro de todos y todas. A su vez, expresó que cree en los legisladores, en su trabajo y en su capacidad de hacer las cosas bien, por ello, dijo, la vara está muy alta y es necesario trabajar de manera coordinada para hacer cambios indispensables para el país.
Hoy me honra volver a servir como Asambleísta Nacional y me dirijo a ustedes, mis mandantes, con cercanía y compromiso humano: legislar, fiscalizar y cumplir la ley siempre con la mirada puesta en las familias ecuatorianas.
Mi vocación altruista, mi experiencia política y social, y mi profundo amor por el Ecuador me impulsan a trabajar incansablemente por un país más justo, solidario y seguro —el Ecuador que todos merecemos.
Este camino de servicio no es improvisado: es el legado de una vida dedicada a servir con propósito, tender la mano al que más me necesita y construir, desde cada espacio, un mejor futuro para las nuevas generaciones.