Hace un tiempo, doña María Mejía perdió su vivienda. Desde entonces hemos estado acompañándola, brindando apoyo con materiales para que pueda reconstruir su hogar.
Ayer compartimos nuevamente con ella, entregándole una ayuda social como muestra de solidaridad y cercanía. Su fortaleza y sus palabras de bendición nos recuerdan que servir a la gente significa estar presentes en los momentos más difíciles y tender la mano con empatía y compromiso.
Este acompañamiento reafirma que la representación política no se limita a los espacios legislativos, sino que se construye en el territorio, junto a las familias que día a día enfrentan realidades complejas.