LEGISLADORES DEL GUAYAS SE ADAPTAN A VIVIR EN QUITO

LEGISLADORES DEL GUAYAS SE ADAPTAN A VIVIR EN QUITO

España, Italia, Francia, China... Cristina Reyes (Madera de Guerrero) ha visitado, estudiado o residido en diversos países y ciudades. Por ello, su asentamiento en Quito no la ha tomado por sorpresa. La legisladora vive en una suite ubicada en un sector exclusivo de la capital: la avenida González Suárez. La zona es ideal para caminar, correr o andar en bicicleta, actividades con las que ella inicia sus jornadas. El 14 de mayo pasado, cuando asumió la curul, sus padres viajaron desde Guayaquil. No solo la acompañaron a la posesión, sino que aprovecharon para ayudarla en la mudanza. En menos de un mes, la suite ya tiene su toque personal. En la sala, por ejemplo, hay una fotografía de ella y el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot. Data de la presentación del poemario "La tierna furia", escrito por la ahora asambleísta. En la mesa reposan también dos libros. "El tiempo recobrado" de Marcel Proust y "El viaje del elefante" de José Saramago. Esos textos se suman a las nuevas lecturas pendientes: los proyectos de ley en trámite, en particular los que están en la Comisión de Derechos de los Trabajadores, que ella integra. Cristina Reyes llegó al Legislativo tras ser concejala de Guayaquil. Fue, además, constituyente en la Asamblea de Montecristi. Por eso conoce la dinámica de sus funciones. Viaja a Quito cada lunes en la tarde. Martes y jueves asiste a las sesiones del pleno. Los miércoles y viernes, en cambio, se concentra en el trabajo de la comisión. El fin de semana regresa a su ciudad natal y acude a reuniones con sus bases. En medio de ese trajín también se da tiempo para la distracción. En Quito tiene amistades con quienes acude, por ejemplo, a cenar en un reconocido restaurante italiano. Para desayunar, en cambio, a veces se junta con Karol Noboa. Ambas compartieron la conducción del programa Así Somos. Pero Cristina Reyes también disfruta de su tiempo sola. Lee, acude a un café-bar, escucha jazz en vivo... Aunque su independencia no la hace distante de los suyos. Todos los días habla por teléfono con sus padres y su abuelita, María Eugenia. A ella le cuenta detalles como la fuerte gripe que le dio ocasionada por el frío capitalino. (Diario Expreso)