Las justas demandas de los pueblos y nacionalidades han sido escuchadas. Mi reconocimiento a la dignidad de sus luchas.
Mi condena a aquellos intereses mezquinos que pretendieron aprovecharse de la movilización indígena para sembrar el caos, deslegitimar la protesta social, y tomarse el poder por asalto. Hoy contamos con un acuerdo que restablece la paz y un camino al diálogo.
Saludo la intermediación de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, así como la actitud de las autoridades de gobierno, de la dirigencia indígena y de las organizaciones sociales, porque comprendieron que deponiendo actitudes radicales podían sentarse a discutir temas de trascendental importancia para nuestro país.
Elevo mi pedido para que los heridos y fallecidos en las calles nunca sean olvidados, que la resistencia legítima nunca más se oscurezca con la muerte de ecuatorianos, y que esta gesta de junio quede grabada en nuestra memoria y en la historia del Ecuador.
Aspiro que el acuerdo firmado entre las partes sea la puerta para alcanzar mejores días para mi querido país; un abrazo para mi noble, pujante y luchador pueblo de Orellana que una vez más, con coherencia y actitud digna de aplaudir, se hizo presente en este nuevo capítulo de la vida republicana.
Aspiro que el acuerdo firmado entre las partes sea la puerta para alcanzar mejores días para mi querido país; un abrazo para mi noble, pujante y luchador pueblo de Orellana que una vez más, con coherencia y actitud digna de aplaudir, se hizo presente en este nuevo capítulo de la vida republicana.
Que Dios brinde la sabiduría necesaria a las autoridades de gobierno para cumplir con los compromisos asumidos, así como con políticas públicas encaminadas a fortalecer el sistema de salud, seguridad, educación y trabajo; y a nuestro pueblo la templanza necesaria para seguir luchando por el bien de nuestras familias, porque solo con trabajo se dignifica a los pueblos y se alcanza el desarrollo de un país.
¡Viva el Ecuador!
Guadalupe Llori, quien es la cuarta mujer en asumir la Presidencia de la Asamblea, es abogada de los tribunales y juzgados de la República. Inició su vida política en el 2000, cuando accedió a la alcaldía de Puerto Francisco de Orellana, capital de la provincia de Orellana, por el movimiento Pachakutik. Su gestión estuvo centrada, principalmente, en mejorar el área de salud. Cuatro años más tarde, fue electa prefecta de su provincia. Posteriormente, fue reelecta para dos periodos.
