Objetivo
Establecer una agenda legislativa que permita dar cumplimiento a las garantías y derechos señalados
en el texto constitucional, que asegure el goce del derecho a la salud, participación, educación, cultura,
recreación y deporte de niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
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En el segundo ciclo Webinars, de manera virtual, expositores nacionales e internacionales debatieron junto con niños y adolescentes, la disciplina positiva, erradicación del castigo físico y humillante. El adolescente Óliver Merchán, embajador del Movimiento de Niñez y Adolescencia, señaló que la Asamblea Nacional debe establecer normas claras para erradicar el castigo físico en todas sus formas porque genera retroactividad en el desarrollo general de niños y adolescentes.
En esta oportunidad, más de 300 personas participaron en este nuevo encuentro, donde se socializa el contenido del informe del Código Orgánico de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, sobre todo el contenido del artículo 80 que prohíbe toda clase de violencia contra este grupo de atención prioritaria.
Óliver indicó que no es cierto que “la letra con sangre entra”, pues equivocadamente y por cultura, muchas personas utilizan la maltrato para criar a niños y jóvenes. Recordó que en el 2016 hubo mayor número de demandas por maltrato en el hogar. Así, el 81 % de niños entre 5 y 11 años y el 91 % de jóvenes entre 14 y 17 años, enfrentaron maltrato físico y humillante. Esta violencia marca traumas en sus vidas y genera un círculo de violencia a futuro.
“No somos objetos, sino sujetos de derechos”, por ello debe darse la revolución de pensamiento y acción, manifestó el adolecente al resaltar que todo niño y joven tienen un gran sueño: se respete sus derechos, no haya maltrato físico, psicológico, sexual, humillante y se nos críe y trate con amor y respeto mutuo”. Seguirán elevando su voz para ser escuchados y lucharán porque se cristalice una normativa que les proteja, agregó.
De su lado, Gloria Carvalho, secretaria de Alianza por la Niñez, de Colombia, precisó que el castigo físico y humillante conlleva un comportamiento agresivo y violento por parte de quien lo ejerce, mismo que debe ser sustituido por el afianzamiento del amor hacia el niño y adolescente porque de lo contrario se genera daños en su desarrollo cognitivo, oral, integral, además de inseguridad, ansiedad y a futuro el uso de alcohol y drogas.
El reto es generar una relación positiva y no violenta, a través del diálogo. En Colombia se realizan procesos pedagógicos para reformar el sistema de protección integral donde participa el Estado, la sociedad y la familia, para transformar el castigo por la disciplina positiva.
Como expositor, también participó el asambleísta Carlos Bergmann, quien destacó el trabajo que desarrolla la Comisión Ocasional de la Niñez y el Grupo Parlamentario por la Defensa de los Derechos de Niños, Niñas, Adolescentes y Jóvenes, en la construcción de una normativa orientada a garantizar los derechos de estas personas y se incluye artículos orientados a la erradicación de la violencia en todas sus formas contra niños y jóvenes.
Sin duda, dijo que el Estado, la sociedad y la familia deben unirse en este sentir, pero para lograr este objetivo, desde el gobierno se debe establecer los recursos para aplicar política pública, además que debe haber cambio cultural. Una vez que la Asamblea apruebe el nuevo Código Orgánico de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, los parlamentarios harán un seguimiento a su aplicabilidad, añadió.
En cambio, Sofía Ayala, coordinadora de Inclusión Social, del gobierno provincial de Pichincha, indicó que la pandemia de Covid 19 evidenció datos reveladores. Cerca de 200 menores en Ecuador, el 70 % de ellos de sexo femenino, desaparecieron voluntariamente, a causa de violencia intrafamiliar; la Dinapen reveló que entre marzo y junio, se registraron 192 casos de desapariciones voluntarias de menores, además, según datos de la Defensoría del Pueblo, fueron asesinados 13 niños, niñas y adolescentes, hubo 106 delitos sexuales, sostuvo.
Mencionó que las políticas y los procedimientos carecen de estabilidad. Hay que potenciar el derecho a la vida (supervivencia y desarrollo), el interés superior de los niños y jóvenes, la no discriminación, reconocimiento de su participación como sujetos activos de cambio dentro de todos los espacios sociales en que se desarrollan: la familia, escuela, comunidad; y, ejercer disciplina positiva con amabilidad, firmeza y respeto en sus derechos, con igualdad de condiciones que los adultos.
A su criterio, se debe desarrollar relaciones basadas en el amor y respeto mutuo, prevenir y corregir malas conductas; ayudar a los niños a sentirse conectados, establecer firmeza y amabilidad al mismo tiempo y lograr efectividad a largo plazo.
