Discurso de Jaime Roldós Aguilera en el Estadio Olímpico Atahualpa
Este es el último discurso pronunciado por el Presidente Constitucional de la República del Ecuador en Quito, 24 de mayo de 1981, constituye una de las más hermosas piezas oratorias, escuchadas en las últimas décadas del el país.
El amor por la Patria, la profunda vocación democrática, los ideales y, fundamentalemente la firme posición asumida por el Presidente y el pueblo ecuatoriano, ante la agresión peruana en 1981, son los puntos más altos del ismo.
* Hemos avanzado 21 meses, bajo un gobierno constitucional, cuando significa en países como el nuestro en los que ganar la estabilidad democrática, implica conquistarla día a día .... Ecuatorianos, fuimos serios y honestos. Seguimos siendo serios y honestos en todos y cada uno de nuestros planteamientos. Que no sean las palabras sino las obras, las que den el testimonio de nuestras intenciones, es hora del trabajo, el esfuerzo, la solidaridad, no de los paros, huelgas, amenazas, incomprensión o rumores.
Probemos el amor de la Patria cumpliendo cada quien con nuestro deber. Nuestra gran pasión es y debe ser el Ecuador. Nuestra gran pasión, oídme; es y debe ser el Ecuador. Este Ecuador que no lo queremos enredar en lo intrascendente, sino en lo valeroso, luchador infatigable, forjando un destino de grandeza. El Ecuador heroico que triunfó en Pichincha, el Ecuador de los valerosos de hoy, heroicos luchadores de Paquisha, Machinaza y Mayayacu, inmolados en estas legendarias trincheras. El Ecuador heroico de la Cordillera del Cóndor. El Ecuador eterno y unido en la defensa de su heredad territorial. El Ecuador democrático, capaz de dar lecciones históricas de humanismo, trabajo y libertad.
"Este Ecuador amazónico, desde siempre y hasta siempre, ¡VIVA LA PATRIA"