Fue un 30 de Septiembre

Domingo, 30 de septiembre del 2018 - 10:48 Imprimir

Jueves muy temprano en la mañana manejaba rumbo a mi trabajo en la Gobernación del Azuay. Conducía mientras escuchaba la radio y en ella se anunciaba un conflicto que involucraba a miembros de la Policia Nacional, en Quito, quienes decían oponerse a una propuesta salarial. Me llamó la atención. Inmediatamente contacté al Gobernador en ese entonces, Leonardo Berrezueta, quien me indicaba que estaba por despegar en ese preciso momento en un vuelo a la ciudad de Quito, pues se había convocado a un Concejo de Gobernadores de todas las provincias. Sin imaginarnos cuál sería el desenlace de este fatídico día, me encontraba al frente de la Provincia como Jefe Político de Cuenca; no pasó mucho tiempo y ya en mi despacho, alrededor de las 9 de la mañana, recibí la llamada del Comandante Provincial de Policia CRNL, Edmundo Merlo, quien me manifestó que en el comando se encontraban reunidos el personal de tropa y oficiales, quienes se habían dejado influenciar de información errada sobre sus beneficios e incentivos por condecoraciones, y muchos no saldrían a laborar en la ciudad de Cuenca, plegando a una medida nacional y que trataba de sofocar la medida mediante el diálogo; minutos más tarde y a través de los medios de comunicación la noticia se hizo viral, empezamos a tener llamadas de distintos puntos de la ciudad que daban cuenta de algunos robos en sectores como la feria libre quienes pedían la presencia policial. Los noticieros nacionales daban cuenta de una delicada situación que buscaba desestabilizar un orden constitucional, se habían tomado momentáneamente el aeropuerto Mariscal Sucre y teníamos un conflicto de la Policia Nacional en el regimiento Quito. Inmediatamente enviamos un comunicado, a través de los medios locales, solicitando a los dueños de comercios que puedan cerrar sus negocios hasta que se restablezca el servicio policial, convocamos a los representantes del ejecutivo en el territorio y minutos más tarde nos comunicaron que una caravana de miembros de la Policia Nacional en camionetas y motocicletas se acercaban a la Gobernación quienes en sus baldes llevaban gente y dirigentes del MPD ante lo cual decidimos cerrar las puertas de la Gobernación, mientras por otro sector de la ciudad un grupo de estudiantes de la Universidad de Cuenca, incitados por dirigentes del MPD, caminaba hacia la Gobernación con el fin de tomarse las instalaciones. Minutos de tensión al interior nos quedamos únicamente un grupo de funcionarios, 2 leales escoltas policiales de las instalaciones, evacuamos a nuestras compañeras y personas con discapacidad. Los minutos se hacían eternos, decidí llamar al Comandante de la III Zona Militar de las FFAA, General Ovando, quien me manifestó que se encontraba justamente reunido el Comando Conjunto en la ciudad de Cuenca, que estaban evaluando la situación y que por el momento no podría enviar ningún contingente militar para el apoyo en el control del orden público en la ciudad. Los primeros en llegar fueron los policías quienes desfilaron en sus patrulleros y motocicletas por la calle Bolívar pronunciando consignas en contra del Presidente y del Gobierno, minutos más tarde alrededor de las 11 am los estudiantes y dirigentes opositores al Gobierno intentaban entrar en la Gobernación por la fuerza. Quemaron llantas, lanzaron piedras, palos e intentaban quemar las puertas de madera para ingresar. Tomamos contacto inmediatamente con dirigentes barriales, líderes de mercados y organizaciones gremiales quienes de a poco se fueron reuniendo alrededor del mediodía. Al poco tiempo ya eran cientos de ciudadanos que salieron a defender la democracia y repelieron cualquier intención de tomarse las instalaciones. Después del medio día el Comandante de la Policia me informaba que se reintegraban todos a las labores cotidianas en la provincia y decidimos convocar a una rueda de prensa conjunta haciendo una llamado a la ciudadanía a mantener la calma y estar vigilantes del cumplimiento de un mandato popular y constitucional consagrado en las urnas. Así transcurrió el día y no fue sino hasta cerca de la media noche que vigilantes y pendientes en los bajos de la Gobernación éramos testigos impávidos de los lamentables episodios de violencia que se libraba en Quito, en medio de disparos, sonidos de metralletas, escopetas y llamados por la radio policial a asesinar al Presidente quien se encontraba retenido por la fuerza en un hospital policial y en sus exteriores policías apostados con armas para cumplir esa misión. Ese día fuimos testigos de la fragilidad del sistema democrático, constitucional y la debilidad de la institucionalidad, pero también testimoniamos cómo en Cuenca y otras ciudades del país miles de personas salieron a defender la democracia y a su Presidente; a quien hoy en medio de una rabiosa persecución intentan responsabilizarlo de la lamentable muerte de valientes ciudadanos y policías como si no hubiéramos sido testigos que aquel 30S del 2010 las balas que impactaron en el parabrisas y la puerta del vehículo que rescataba al Presidente tenían un único destino: dar muerte a un proceso progresista y revolucionario. Un 30S de 2010 Yo estuve ahí.

Juan Lloret
Asambleísta por Azuay Revolución Ciudadana

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