La ética y la probidad deben ser la guía primordial de todas las acciones de los funcionarios públicos, mucho más si fueron electos por voto popular. No es posible que fomenten la corrupción, el egoísmo y el interés personal, cuando tienen la obligación de demostrar la rectitud y la honestidad que caracterizan a sus representados.
Esas actitudes son reprochables y deben ser castigadas. Por ello, y con base en evidencias claras y sólidas, censuramos y destituimos al presidente del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, Christian Cruz.
El Pleno de la Asamblea Nacional se ha pronunciado, para marcar un antecedente importante en el combate contra la corrupción, que tanto daño le ha causado al Ecuador.