Me Dueles Posorja

Jueves, 18 de octubre del 2018 - 18:40 Imprimir

Dolor, impotencia y miedo son algunos de mis sentimientos ante lo sucedido en Posorja la tarde del 16 de octubre de 2018, donde tres personas fueron linchadas y asesinadas a golpes, por una turba de gente convencida de que se trataba de secuestradores de menores. Reacciones medievales en pleno siglo XXI, que ponen en peligro los pactos de convivencia y humanidad alcanzados por el hombre en la modernidad. A lo largo de la historia, el desconocimiento y el irrespeto a los derechos humanos ha originado los mayores actos de barbarie en todos los segmentos de la sociedad.

 

En mi rol de legisladora, pero también como ciudadana y madre puedo decir que en el Ecuador se ha vivido una verdadera psicosis respecto del secuestro de menores. ¿Por qué? Porque ha corrido el rumor mayormente en redes sociales de una supuesta ola de secuestros a niños a plena luz del día. Y digo rumores porque la Ministra del Interior, María Paula Romo ha dado cifras que lo desmienten: “en lo que va del año 2018 se ha presentado una sola denuncia de secuestro a nivel nacional y favorablemente la menor fue recuperada”. Es necesario comprender que una cosa es preocuparse por la seguridad de los menores -tarea en la cual debemos estar empeñados -familias, comunidad y gobierno-; pero otra muy distinta es convertirnos en víctimas de la irracionalidad y mentir para generar un contenido en una plataforma social. Un llamado de atención hacia el uso responsable de las redes sociales, en donde se expresan pasiones y opiniones sin beneficio de inventario.

 

Ecuador es un Estado social de derechos y todos los ciudadanos gozan de protección bajo el amparo de instituciones como el principio de inocencia, la tutela judicial, el debido proceso, el derecho a no ser torturado y a ingresar a un sistema de rehabilitación; y no solo para los delitos económicos o administrativos, sino incluso para quienes están acusados de los tipos penales más terribles como el secuestro, la violación o hasta el asesinato.

 

Como políticos, estamos llamados a reflexionar profundamente sobre porqué las personas pierden la cabeza y no acuden a las instancias que han sido creadas para resolver los conflictos. Las consecuencias sociales de la tragedia de Posorja son profundas y debemos trabajar para recomponernos socialmente; tomar la justicia por cuenta propia es grave en una sociedad organizada, pues quienes pretenden ajusticiar se degradan a delincuentes y automáticamente se eliminan   las características que antes los diferenciaban de los antisociales.

 

Te quiero Posorja, te conozco desde niña; parroquia de gente linda, sencilla y trabajadora. Que este momento de tristeza nos conduzca a disminuir la violencia en cualquiera de sus manifestaciones. Los invito a conversar en familia los criterios más elementales en materia de derechos humanos; y también a impedir que por nosotros circulen rumores que el único poder que tienen, es el de dañar y destruir.

 

Un abrazo a las familias, niños, a los hombres y mujeres de bien de Posorja que hoy amanecen tristes como yo, por el acto de crueldad allí cometido, pero que no representa de forma alguna a su humanidad.  Fuerza y Fe, nos vamos a recuperar.

 

 

María Mercedes Cuesta
Asambleísta Nacional Independientes

Asambleísta Nacional | Integrante de la Comisión Del Desarrollo Económico, Productivo y la Microempresa | 

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