La semana pasada, trascendió en la opinión pública una entrevista al presidente del Directorio del IESS, en la cual se hizo referencia a posibles reformas a la Ley de Seguridad Social.
Las reformas se centrarían en cuatro temas: aumento de la edad de jubilación; ajustes a la base del cálculo de las pensiones jubilares, la creación de una cuenta personal de aportación y el aporte del Estado al fondo de pensiones.
Este anuncio generó un amplio debate en las redes sociales, tanto de las posibles reformas como de la necesidad de mantener una Seguridad Social que sea sostenible en el tiempo.
Lamentablemente, muchos gobiernos han considerado a los fondos del IESS como la principal fuente de liquidez para el Estado. Esto ha generado un déficit actuarial del que se sabe poco, pero se especula mucho.
Lo único claro es que los fondos de jubilación, salud y fallecimiento no han sido tratados de manera técnica, sino política. Esto le ha hecho mucho daño a una institución que le pertenece por completo a los afiliados, quienes toda su vida han aportado bajo un esquema mixto, entre empleador, empleado y el Estado.
Este, ha permitido a los aportantes ahorrar por más de 30 años de trabajo, con la certeza de disfrutar de sus aportes una vez llegada la edad de retiro. Además, facilitaba la atención de salud, la entrega de montepíos a los deudos del afiliado y cubrir los costos de su fallecimiento.
Ahora no sabemos si esto podrá continuar para las próximas generaciones. Si bien es necesaria una reforma, esta no puede echar sobre los hombros de los trabajadores toda la responsabilidad por una administración ineficiente de la seguridad social.
Se debe quitar al Estado la capacidad de direccionar la gestión de los recursos del IESS, hay que garantizar que los representantes de afiliados y jubilados tengan la capacidad de dirigir el directorio de esta institución, y hay que prohibir al directorio de la seguridad social realizar inversiones financieras en activos de alto riesgo.
Es necesaria una administración eficiente de los recursos del IESS, la identificación de inversiones lo suficientemente atractivas para incrementar su patrimonio, y, sobre todo, claridad sobre la razón de ser de la seguridad social: La protección del afiliado y el jubilado.
Eficiencia antes que una reforma debe ser la consigna de la seguridad social. Bien dice el adagio popular, “acciones son amores, y no buenas razones”. Necesitamos hacer mejor las cosas, para garantizar la continuidad del IESS.
