Lactancia materna: Un derecho que crea vínculos

Martes, 04 de agosto del 2020 - 11:46 Imprimir

Es innegable que la leche materna es el único alimento adecuado para los recién nacidos. Miles de estudios han determinado que la leche tiene los nutrientes necesarios para para el crecimiento y desarrollo de niños y niñas, les protege de infecciones, refuerza su sistema inmunológico, evita la muerte súbita y aumenta el coeficiente intelectual. Ningún alimento o producto procesado se le parece.

Los derechos fundamentales son inherentes al ser humano por el hecho de serlo y son las normas que permiten vivir con dignidad a los hombres y a las mujeres. La lactancia es un derecho de las madres y de los hijos y se vincula con los derechos a la vida, a la salud, a la protección de la maternidad y a la alimentación adecuada. El 22 de noviembre de 2016, expertos del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, señaló que el amamantamiento debe considerarse una cuestión de los derechos humanos tanto para bebés como para madres y debe ser protegido de acciones que buscan impedirlo[1].

Y en esta oportunidad, quiero referirme a esto último que he mencionado. El patriarcado y el capitalismo van de la mano y es ahí donde la organización de las mujeres de clase trabajadora, que somos muchas, es absolutamente esencial. ¿Contra qué luchamos? Contra ese sistema hegemónico que ha invadido con propaganda agresiva de los sucedáneos de la leche materna y así sostener esta industria.

Es fundamental que los gobiernos asuman su responsabilidad en cuanto al cuidado de madres, niños y niñas, regulando la introducción en el mercado de estos productos, puesto que muchas empresas, incluso hacen parecer que los sucedáneos de la leche materna, son mejores que esta, contraviniendo lo que establece el Código Internacional de Comercialización de los Sucedáneos de la Leche Materna, el cual prohíbe presentar los sustitutos como alternativa perfecta a la leche materna.

No quiero decir, por supuesto, que estos productos deban desaparecer del mercado, puesto que en determinados casos, pueden incluso salvar las vidas de los bebés. A lo que me refiero, es que estos productos deben usarse exclusivamente cuando sean necesarios, es decir, cuando la madre por diversas circunstancias no pueda amamantar a su bebé.

Es increíble cómo el capitalismo salvaje está arrebatando este derecho a los recién nacidos. Y es que no se trata de que sus madres hayan elegido no darles de lactar a sus bebés. La situación aquí es que, debido a la industrialización de muchos países, las madres con menos recursos ocupan lugares de trabajo tanto en fábricas como oficinas, pero lastimosamente no se cuenta con una red de apoyo, con una legislación fuerte y políticas públicas que protejan su derecho a la lactancia.

Es importante aclarar que no solamente se necesita el reconocimiento de este derecho, sino que, a partir de la puesta en marcha de políticas dentro de los espacios de trabajo tanto en lo público como privado, se presten las condiciones necesarias para que este derecho se haga efectivo, ¿cómo? con espacios físicos adecuados como lactarias, interrupción y disminución de la jornada laboral sin reducción de la remuneración.

En diversas ocasiones, la Organización Mundial de la Salud y UNICEF, han alertado sobre el incumplimiento de normas recomendadas para la lactancia materna. Una de esas normas, es el permiso de lactancia. Si bien la mayoría de países amparan el permiso de lactancia en su legislación laboral, este permiso no se extiende por el periodo de seis meses, tiempo en el cual se recomienda que los bebés se alimenten única y exclusivamente de leche materna.

Visto desde una forma mística, la lactancia materna constituye uno de los vínculos más fuertes entre la madre y el bebé. El hecho de mirarse a los ojos, hablarse, acariciar e incluso cantar, enriquece la interacción durante este momento tan sublime donde la atención de la madre está enteramente en su hijo. Esta interacción genera un apego a través de ese vínculo fuerte del niño con la madre, situación que resulta crucial en el desarrollo físico, mental y emocional del niño y futuro adulto. Este apego, genera una atmósfera mágica, llena de amor y profundo compromiso.

Es por todo esto, que la lactancia materna no debe ser estigmatizada ni vergonzante. Es un derecho que madres y recién nacidos merecen que se le garantice para proteger su salud física y emocional. La lactancia materna ofrece el mejor inicio posible de la vida de todo ser humano y es nuestro deber garantizarla.

 

[1] Organización de las Naciones Unidas. (22 de Noviembre de 2016). Noticias ONU. Obtenido de La lactancia materna debe considerarse como una cuestión de derechos humanos para bebés y madres: https://news.un.org/es/story/2016/11/1368931

 

 

Mónica Alemán
Asambleísta por Pichincha Otros Movimientos

Asambleísta por la provincia de Pichincha | Integrante de la Comisión De Gobiernos Autónomos, Descentralización, Competencias y Organización Territorial | Visita mi Perfil

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