El ministro del Interior - Mauro Toscanini - anunció la semana pasada que los ciudadanos venezolanos solo podrán entrar a territorio ecuatoriano con pasaporte. Una medida que, teniendo en cuenta lo que cuesta y lo que demora el trámite en Venezuela, únicamente busca cerrar las puertas y dejar “en la calle” a nuestros hermanos venezolanos. Lo mismo anunció el gobierno de Perú.
Un país sin memoria es un país sin futuro. Me preocupa que olvidemos la historia. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos del Ecuador (INEC) desde 1950, Estados Unidos, España, Italia y —paradoja viva— Venezuela fueron los países que más emigrantes ecuatorianos recibieron. En 1950 yo no había nacido, pero sí recuerdo claramente la crisis de los años 1999-2000, donde miles de ecuatorianos dejaron el país para buscar mejores oportunidades. Qué poca memoria tenemos.
Pero adentrándonos en la decisión del Ministerio del Interior y del Gobierno de Lenín Moreno, que deja mucho que desear porque significa darle la espalda a los hermanos venezolanos, víctimas del nefasto gobierno de Nicolás Maduro, hay elementos de fondo que no podemos dejar de lado.
En primer lugar, nuestra Constitución defiende los derechos del ciudadano universal. Si nos gusta o no lo que dice, es otro debate. Pero lo que está establecido ahí, se debe cumplir y respetar. Y esta decisión del gobierno, atenta contra el artículo 416 de la Constitución de la República de Ecuador, que procura la libre movilidad humana sin fronteras, en el que ninguna persona puede ser considerada ilegal por su estatus migratorio.
Por otro lado, se está violando la carta de la Comunidad Andina, que permite el libre tránsito en los países miembros únicamente con cédula. Finalmente, se viola el Art. 84 de la Ley de Movilidad Humana.
Entendemos que en Ecuador también vivimos tiempos difíciles. Pero lo que nos hace ser como somos, ecuatorianos solidarios, es poner siempre antes que lo político, lo humano. Por eso nos unimos y salimos adelante después del terremoto del 2016. Por eso nos seguiremos levantando después de cada tropezón. Lo llevamos en nuestro ADN, es parte de nuestra esencia. Nuevamente, me preocupa la poca memoria que tenemos.
Debemos entender que nuestros hermanos Venezolanos viven una situación extrema y por lo tanto debemos ser solidarios. La solución no es pedir pasaporte, tampoco lo es cerrar la frontera. Si se cierra el puente Rumichaca, a 15 km de Tulcán está el Carmelo. Literalmente para cruzar de Colombia a Ecuador hace falta bajar una quebrada, cruzar un riachuelo y volver a subir la quebrada. Por lo tanto, si se corta el paso “legal”, se hallarán modos para cruzar. Esta medida solo conflictúa más.
Aplaudo la decisión de convocar una reunión de la región aquí en nuestro país. Es hora de que los países a nivel regional, junto con organismos internacionales, encuentren soluciones reales. También aplaudo que países como Argentina, Colombia, Chile y Paraguay denuncien a Maduro por "crímenes de lesa humanidad" ante La Haya. Espero que Ecuador también lo haga. Es el primer paso para demostrar que nos importa lo que les pasa y tomar cartas en el asunto. La solución no es darle la espalda a los venezolanos; la solución pasa por devolverles la posibilidad de que vuelvan a sus hogares, a su país, a la tierra que los vio nacer y los vio huir también, buscando un futuro mejor, buscando comida, trabajo, medicinas, y todo lo que en Venezuela Maduro les quitó.
Asambleísta por la provincia de Pichincha | Integrante de la Comisión Del Derecho a la Salud | Alianza SUMA
