Tres años del terremoto, tres años desde que nos cambió la vida

Tres años del terremoto, tres años desde que nos cambió la vida

Hoy hace 3 años partía a Manabí. Sí, solo 3 días después del terremoto. Fuimos, dimos todo de nosotros. Dormimos en colchones en la calle, dimos sonrisas, consolamos como pudimos. Pero este post no se trata de mí y de lo que hice. Se trata de todos los afectados por el terremoto, y como nos enseñaron a levantarnos. Se trata de los ecuatorianos que sacamos lo mejor de nosotros para ser solidarios. De eso se trata.

Alguno de ustedes se acuerda como era su vida antes del 16A? Yo tengo recuerdos, sí. Tal vez vivíamos pensando que no nos iba a pasar nunca nada. Que los desastres naturales - a pesar de vivir en medio de volcanes y en zona sísmica - nunca iban a llegar a nosotros. ¡Qué equivocados estábamos! Lo cierto es que la vida cambió, desde ese día, para siempre.

Perdimos a muchos de los nuestros. Aproximadamente 700 víctimas, más de 6 mil heridos de gravedad, incluso algunos desaparecidos. Personas que lo perdieron TODO. LITERALMENTE TODO. Y después de tres años, la situación para muchos perjudicados no ha cambiado.

Siempre soy optimista. Creo que el deporte me hizo así. Y trato de ver el lado bueno de las cosas y aprender de cada vivencia, de cada experiencia. Aprendí que después de cada caída, de cada derrota - por más dolorosa que sea - hay que levantarse con la frente en alto y volverlo a intentar. Y creo que eso lo aplicamos todos después del 16 de abril. No solo nos levantamos. Dimos lo mejor de nosotros, la solidaridad fue infinita e interminable. Muchos viajamos inmediatamente a las zonas afectadas, sin saber con qué nos encontraríamos; ayudamos, donamos, organizamos las entregas de las donaciones, dormimos en colchones en las aceras, escuchamos historias increíbles, dolorosas; conversamos con los perjudicados, reímos con ellos, lloramos con ellos; nos abrazamos. Nos unimos. Demostramos de qué estamos hechos los ecuatorianos. Me sentí orgulloso.

Creo que aprendimos la lección. Hace tres años nuestro corazón se detuvo durante casi un minuto y sí, nos cambió la vida para siempre. Aprendimos a abrazarnos fuerte, a dar la mano al que está cerca - o lejos. Descubrimos que en el ADN ecuatoriano está muy arraigada la solidaridad.

Y‪ nuevamente, al recordar ese día que marcó un antes y un después en nuestra historia, abrazo fuerte a quienes lo perdieron todo, a quienes perdieron a seres queridos. Pero también mi admiración a todos los ecuatorianos, por levantarnos, por salir adelante. Por seguir abrazando y siendo solidarios. Que eso nunca termine. Y me comprometo más que nunca a fiscalizar el uso de recursos para la reconstrucción de las zonas afectadas; parece increíble pero hubo personas que mal gastaron esos recursos que fueron donados para levantar a Manabí y Esmeraldas… Vamos a trabajar para promover su crecimiento, para que haya más trabajo, más emprendimiento, más turismo… para que sigan brillando!