Si los hombres no somos parte de la solución, inmediatamente nos convertimos en cómplices. ¿Qué tal si en lugar de mirar de reojo los golpes, el acoso, las violaciones y las muertes, nos hacemos cargo?
Hablamos todos los días de cambios que requiere nuestra sociedad y opinamos sobre mecanismos para erradicar la violencia contra las mujeres, pero realmente nos preguntamos, ¿qué rol jugamos para lograrlo? ¿Qué estamos haciendo para cambiar esta dura realidad? ¿Estamos asumiendo nuestra responsabilidad como hombres? La violencia no está únicamente en los femicidios - que es la máxima consecuencia del machismo - está en los ataques al autoestima, en las limitaciones a relaciones con amigos y familiares, en el control de sus actividades, en las diferencias salariales, en la falta de espacios para que mujeres tomen decisiones, en las palabras, en las bromas machistas. Sí, también en los golpes y agresiones físicas, verbales, económicas y psicológicas, que para el maltratador tienen un solo objetivo: ejercer poder y control sobre la otra persona.
Hace unos meses me declaré feminista en el pleno de la Asamblea Nacional, lo hice porque creo firmemente que sí es posible lograr una sociedad con igualdad de oportunidades y derechos entre hombres y mujeres. Pero para esto hay que trabajar, hay que hablar al respecto, hay que comprometerse. Dicen los expertos que si las mujeres siguen luchando solas por la igualdad, deberemos esperar alrededor de 100 años para lograrlo. ¿Qué tal si nos unimos en esa lucha y lo logramos en menos tiempo? Yo les propongo ser activos en la lucha y asumirla como propia; de corazón y con responsabilidad.
A veces se dice que se necesita decisión política para que una realidad cambie; y es así, por ejemplo para garantizar que existan los recursos suficientes para combatir este problema. Pero no solo depende del estado, ni de los políticos. Cada uno de nosotros, desde nuestros espacios y realidades lo podemos hacer! En nuestras casas, escuelas, universidades, en el espacio público, nuestros trabajos. Todos somos elementos de cambio. Si pensamos 2 veces antes de decir un “piropo”, antes de mandar un mensaje, de contar un chiste o de reírnos de ese chiste; si dejamos de medir las capacidades en base al género, si sancionamos socialmente actos de acoso, de abuso, si me emociono porque mi hija quiere jugar fútbol o ser ingeniera mecánica, o mi hijo haga gimnasia y le guste bailar… Si reducimos brechas salariales, si contratamos más mujeres en cargos gerenciales, si fomentamos la participación de mujeres en política, si creemos que una mujer puede ser igual o más fuerte que un hombre; si dejamos de decir “yo te ayudo a lavar o cocinar…” No es una ayuda, es responsabilidad de ambos. Así mismo, acabar con la violencia contra la mujer es responsabilidad de ambos, es responsabilidad de todos!
Y si no estás convencido de lo importante que es comprometernos como hombres contra la violencia a las mujeres, porque sólo “ellas se benefician…” piensa un momento en cómo los hombres nos beneficiamos de la igualdad de género; porque sin duda, es difícil el papel que el machismo otorga a los hombres: ser fuertes, exitosos, jefes de familia, no llorar, proveer, violentar, imponer… ¡La igualdad de género es una fórmula que nos conviene a todos!
Como legislador cumplo con mi rol, y principalmente como hombre, entiendo perfectamente que el cambio depende de nosotros. Que mientras los hombres no nos metamos de cabeza a luchar por la igualdad, no acabaremos con este problema. Y que no es fácil, pero que el primer paso es reconocer que la violencia, que está tan interiorizada en nuestra sociedad, es un aprendizaje que sí se puede erradicar. Para lograrlo, desde mi lugar, es importante que la equidad de género esté transversalizada en todas nuestras leyes, que legislemos basados en derechos y no en ideologías; que nuestras leyes sean feministas… que todos nos hagamos cargo.
Texto publicado en: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/sociedad/6/igualdad-hombres-mujeres-genero
Asambleísta por la provincia de Pichincha | Integrante de la Comisión Del Derecho a la Salud | Alianza SUMA
