Y un día cambió todo. El mundo tuvo miedo. Y todo se paralizó. Esas fronteras que tantas veces han sido motivo de guerras, de peleas, de debates y discusiones… de diferencias. Hace unos días dejaron de serlo, fueron superadas por un virus que a todos nos trata por igual. ¿Deberíamos tener miedo? Sí, pero ese miedo no nos debe paralizar. Nos debe hacer más fuertes, conscientes y empáticos.
Empatía. ¿Por qué será que siempre vuelvo a esta palabra? Viene del griego ἐμπαθής, «emocionado». La empatía es la intención de comprender los sentimientos y emociones, intentando experimentar de forma objetiva y racional lo que siente otro individuo. La utilizo mucho para hablar de la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres. También cuando hablo de nuestro rol, como hombres, en esa lucha. Pero hoy la voy a utilizar para el coronavirus. Porque sin duda, para quedarnos en casa - sin volvernos locos - necesitamos empatía. También para no salir corriendo a acaparar todo el alcohol en gel, mascarillas e inclusive papel higiénico. EMPATÍA.
¿Por qué quedarnos en casa? Porque tal vez tu o yo no nos veamos en peligro si nos contagiamos. Pero ¿qué pasa con los grupos más vulnerables? Con los abuelitos, con las embarazadas, con personas que tienen alguna enfermedad catastrófica. Ellos son los que corren más riesgo. Veamos los números en los países con más casos, la mayoría de muertes se da en adultos mayores o en personas con enfermedades como hipertensión arterial, diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades pulmonares crónicas, cáncer e inmunodeficiencias. ¡Quedémonos en casa por ellos! Con estas personas nos cruzamos todos los días y si salimos estando “infectados” - aunque podríamos no tener síntomas aún - podemos contagiarlas.
Tras ser decretado el Estado de Excepción, me atreví a poner un tweet diciendo que no va a ser fácil. No es fácil para mí quedarme en casa. Pero se vuelve mucho más llevadero si pienso en los demás. Volvemos a la EMPATÍA. Tampoco va a ser sencillo recuperarnos de esto. TODOS vamos a tener que arrimar el hombro, y prometo que lo haremos. ¿O no nos hemos levantado antes de situaciones complicadas? Nos necesitamos todos, completos. Que el Coronavirus no nos quite una vida más.
Hace pocos días postee una imagen que me llamó mucho la atención. “Ojalá la empatía se contagiara tan rápido como el virus”. Desde casa, contagiemos empatía. Demostremos que podemos hacerlo por nuestro país. Hoy Ecuador nos necesita a todos, nos necesita en casa, nos necesita sanos. Contagiemonos de lo bueno.
Asambleísta por la provincia de Pichincha | Integrante de la Comisión Del Derecho a la Salud | Alianza SUMA
