EL PODER DORMIDO DEL PUEBLO

Miércoles, 18 de septiembre del 2019 - 16:06 Imprimir

Cuando en una crisis los ricos se hacen más ricos y los más pobres se advierten más pobres, no estamos hablando de crisis, al cambiar los términos, estamos encubriendo una estafa.               

El gobernante solo escribe la mitad de la historia de su nación en el período que le toca gobernar, de la otra mitad y con sigiloso recelo, debe ocuparse el ciudadano.

No hay que temerle a la represión del estado cuando se torna en contra de los intereses de los ciudadanos, hay que temerle al silencio del pueblo. En un sistema dónde los Reyes viven como si fueran dioses, los banqueros como si fueran reyes, los políticos como banqueros y el pueblo como indigentes, o el sistema no sirve, o el esclavo es un sumiso que no tiene rebeldía.

En este esquema de falta de rumbo, o rumbo pre establecido por la multinacional del FMI, en el que pretende embarcarnos el sistema capitalista neoliberal, con el que pactamos endeudarnos para deberle, y acatar seguir su consabida estrategia de alimentar la pobreza, para dividir y reinar, en este esquema, jamás existirá progreso posible.                                                                                                

Desandar las reivindicaciones conquistadas, las obras realizadas y el esquema organizacional del estado, que estimuló el establecimiento de reglas de juego claras, dónde la igualdad de oportunidades ya no fueron la ventaja de unos pocos, en detrimento de las clases más desprotegidas, desarmar lo que los gobiernos progresistas lograron en materia de avances por y para el pueblo, es el precio que pagan los que no tienen memoria.

Argentina es un claro ejemplo de ello y Brasil va camino a seguirle. El peaje que deben pagar quienes no advierten que la historia se repite, es muy oneroso, desgastante, e injusto para los más carentes, que son precisamente, los que operan esos cambios, y vuelven a poner en los lugares de decisión, a los que atentan contra la UNASUR, los que no quieren un frente fuerte y común de países hermanos, que pretenden lograr ser tan grandes como las materias primas que nos saquean los poderosos, los dueños de las reglas y el mercado.

Se pierde un tiempo valioso derrumbando lo construido, pero una y otra vez, debemos levantarnos. La lucha está en las urnas, la fuerza en la unión y el poder en el derecho a decir... ¡Basta! Manifestar en silencio con el voto. La voluntad diaria manifiesta en decir ¡No compro lo que no me beneficia! No compro la desinformación de los medios, no compro el tendencioso marketing que me lobotomiza para extraerme hasta el cansancio, cada dólar que produce mi trabajo.

No compro lo que me indican para que la economía funcione, ni debo pagar más caros los combustibles y con ello el aumento de todos los productos de la canasta básica familiar. Gradual y progresivamente unidos, debemos boicotear y no comprar esos productos que a los capitalistas les significan aumentar sus ganancias. No se trata de desestabilizar a una empresa o al gobierno, se trata de demostrarle que dependen del consumidor para vivir y quien debe establecer las reglas del juego es el cliente, ergo, el pueblo.                                                                                        

Ya va siendo hora de que los gobernantes de la derecha sepan que no se trata de izquierdas o conspiradores, se trata de la gente ejerciendo sus derechos de elecciones diarias, única forma de expresión de los pueblos.

"Hay que apagar la televisión y encender la calle, y si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir..." decía Eduardo Galeano y rescatamos en sus palabras, la batalla pacífica que hay que librar.

Soledad Buendía
Asambleísta por Pichincha Otros Movimientos

Integrante de la Comisión De la Biodiversidad y Recursos Naturales Visita mi Perfil

 

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