APOYO AL CONSEJO DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y CONTROL SOCIAL TRANSITORIO
Creo que ya es tiempo de despojarnos de las hipocresías y hablarle al país con la verdad. ¿Se va a respetar el mandato popular expresado en las urnas el domingo 4 de febrero, o la clase política, como ha sido la historia de este país, va a interpretar las cosas de acuerdo a conveniencias y cálculos?
No es prudente exacerbar la paciencia de un pueblo que hoy nos está mirando con lupa. El 63 por ciento de las ciudadanas y ciudadanos que acudimos a votar nos pronunciamos por la necesidad de impulsar un proceso de transición, necesario ante la deslegitimación de un sueño que nació en Montecristi pero que claramente no fue respetado en la última década: el de la auténtica participación ciudadana en la designación de las autoridades de los organismos de control.
El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social transitorio se ha convertido en la herramienta para la reinstitucionalización de la Función de Transparencia, y en ejercicio pleno de sus atribuciones, ha adoptado varias decisiones que, nos guste o no, están enmarcadas en el mandato del soberano.
Sostengo que, de modo alguno, este Consejo se ha estado arrogando funciones que no le corresponden, y en este punto, suscribo plenamente la postura expresada anoche por el señor Presidente de la República, quien ha recordado al país que las atribuciones de los consejeros transitorios nacen de una voluntad social… un juzgamiento social, dijo Lenín Moreno, sobre el estado en el que nos dejaron las instituciones en el país. Apoyo decididamente las palabras del Primer Mandatario cuando ha recordado al país que la expresión en las urnas es sagrada, obligatoria y de inmediato cumplimiento, y que esa expresión avaló la evaluación y juicio de la actuación de las autoridades que estaban y están al frente de los organismos de control.
No caigamos en el juego de ciertos sectores, que hoy pretenden limitar el accionar del Consejo transitorio argumentando todo tipo de interpretaciones antojadizas e ilegítimas. Y expreso públicamente mi profundo desacuerdo con que esos intentos salgan de esta Asamblea Nacional, institución llamada a defender la soberanía popular y no a desconocerla.
En tal sentido, el texto del proyecto de resolución que estamos debatiendo no es lo suficientemente claro. Propongo que el artículo uno no “resalte” sino que exprese frontalmente un respaldo irrestricto al trabajo del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, respetando desde luego el debido proceso dentro de su tarea de evaluar a las autoridades de control. Me parece que está de más la referencia sobre la independencia de las funciones del Estado, pues el Consejo ha circunscrito su tarea en los organismos cuyas autoridades, por normas constitucional, designa dicha institución.
Concuerdo con el texto del artículo dos del proyecto. Es una exhortación pertinente para que el resto de instituciones del país colaboren con el fin de depurar los organismos de control, a partir de información completa y debidamente documentada.
Finalmente, sobre el artículo tres, me permito recordar a este pleno que ni la pregunta 3 del referéndum constitucional, ni el texto del anexo correspondiente, le dieron facultades a la Asamblea Nacional para exigir que el Consejo transitorio le presente información o rinda cuentas. Si bien es cierto la norma constitucional permite a la Función Legislativa fiscalizar los actos del Consejo de Participación Ciudadana, quiero insistir que estamos en medio de un régimen de transición avalado por la voluntad del pueblo ecuatoriano expresado en febrero.
Por ello, y destacando el acercamiento que la señora Presidenta de la Asamblea mantuvo la semana anterior con el doctor Julio César Trujillo, me parece prudente que en la resolución el Parlamento invite al Consejo transitorio a intercambiar información relacionada con su tarea, y ratificar la plena intención de los legisladores de apoyar este proceso.
Es indispensable que la Asamblea Nacional sintonice el clamor del pueblo ecuatoriano. No defraudemos al país ni el mandato soberano.