Hoy, desde la sesión 088 de la Comisión de Gobiernos Autónomos, dimos un paso firme para defender a nuestras provincias amazónicas —Sucumbíos, Napo, Orellana, Morona Santiago— y, de paso, al resto del país que también sufre las mismas grietas en su red vial.
¿Qué aprobamos?
Un Informe de Fiscalización que revela, con documentos en mano, cómo el mantenimiento de nuestras carreteras se ha convertido en la gran promesa incumplida. Encontramos plazos rotos, presupuestos sin respaldo y falta de transparencia en cada cruce de oficios. No basta con decir que “ya está en planificación”: las vías no se asfaltan con discursos, se asfaltan con maquinaria y voluntad política real.
Basta de estigmas
Rechazamos enérgicamente el discurso que tilda a la gente amazónica —o a la costa manabita, los riosenses, imbabureños— de “narcotraficantes” o “delincuentes”. No voy a permitir que se repita esa etiqueta infame que alimenta el odio y nos distrae de lo urgente: invertir en seguridad y desarrollo, empezando por carreteras seguras y transitables.
Lo que exigimos
Intervención inmediata en los tramos más críticos: puentes a punto de colapsar, taludes sin contención y rutas que cada invierno se vuelven intransitables.
Cronograma público con fechas y responsables claros para cada provincia.
Rendición de cuentas mensual de los ministerios de Transporte y de Finanzas; si faltan, volveremos a convocarlos.
Unidad nacional: que todas las bancadas respalden este clamor. Las carreteras no son de izquierda ni de derecha; son la arteria que nos mantiene vivos como país.
¿Qué sigue?
Remitiremos el informe al Pleno de la Asamblea Nacional y no quitaré el dedo del renglón hasta ver retroexcavadoras trabajando. Invito a las autoridades locales, transportistas y ciudadanía a enviarme fotos, videos y reportes de los tramos más abandonados: su voz fortalece esta lucha.
La Amazonía nos da agua, biodiversidad y petróleo; lo mínimo que merece es un camino seguro para mover su producción y a su gente. Seguiremos vigilantes, porque el control político no es un trámite: es el compromiso de honrar cada kilómetro que conecte sueños y oportunidades.
Soy Victoria Desintonio, Asambleísta por la provincia del Guayas, de la Bancada Ciudadana. Soy defensora de los derechos de la mujer y sus reivindicaciones. Busco la generación de oportunidades para todos y todas. Tengo treinta y cinco años, mi compañero de vida es John y soy madre de Ezequiel y Rafael. Desde joven, decidí luchar por la eliminación de las causas de la desigualdad y la injusticia
A los diecisiete años me vincule al Movimiento Jubileo 2000. Participé en el impulso a proyectos de formación sobre el tema de la deuda, en la construcción de normativas para el control del endeudamiento público y veedurías, y en el impulso de iniciativas de vigilancia ciudadana a la deuda externa ecuatoriana.
He participado intensamente en el movimiento de mujeres, donde he compartido nuestras luchas por los derechos humanos. Me vinculé al proceso de la Asamblea Constituyente de 2008, en particular en la creación del Mandato Juvenil Constituyente, desde el Acuerdo Nacional de Jóvenes. Ese momento marcó mi vida, pude valorar desde la realidad, la importancia de la participación. Esta iniciativa ciudadana, plasmó los anhelos y demandas de jóvenes ecuatorianos en la nueva Constitución, que siento mía.
Fui consejera del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, designación que obtuve a través del voto popular.
Fui asambleísta desde mayo de 2021, hasta la disolución de la Asamblea por muerte cruzada en mayo de 2023. En la Asamblea, propuse la derogatoria de la mal llamada Ley Humanitaria, que precarizó el trabajo de miles de ecuatorianos y ecuatorianas.
Vuelvo a la Asamblea Nacional para construir ese Ecuador que represente igualdad y equidad para todos y todas.