Todos nosotros conocemos las historias que son parte ya de las leyendas urbanas, si pudiéramos calificarlas de alguna manera, en torno al tema de las deudas; conocemos que a los grandes deudores, aquellos que se pasean muy campantes por las calles de nuestro país como si no hubiera pasado nada, se les borraron de un plumazo las deudas, desaparecieron los documentos de las mismas. En otros casos, se recibieron en dación de pago por esas deudas, propiedades con avaluos tremendamente elevados de su valor real. Pero así mismo, hubo muchos casos en los que deudores -esos sí de buena fe- trataron de honrar sus deudas, hicieron pagos parciales, pagos que nunca fueron registrados; pagos que nunca se declararon en la contabilidad correspondiente y con el paso del tiempo y la aplicación de los intereses de mora y con costos judiciales realmente escandalosos, resulta ser que con el paso de los años las deudas se volvieron impagables.