ÉXODO DEL SECTOR RURAL
El éxodo rural o campesino, generalmente de adolescentes y adultos jóvenes, del campo a la ciudad, es un proceso muy antiguo que se ha acelerado con el nivel de competitividad de un mundo cada vez más globalizado, la concentración de la inversión en las urbes y la falta de incentivos para producir en el campo. Se suele considerar como un tipo especial de migración, en ella no sólo se cambia de lugar de residencia, sino también de ocupación, dadas las diferencias en oportunidades, número y características de los tipos de empleo que existen en el campo con relación a la ciudad.
Este éxodo se puede analizar, tomando como referencia el término anglosajón acuñado como la "Teoría de la Atracción-Repulsión" que explica el éxodo campesino hacia los centros urbanos, como desplazamientos motivados por factores de rechazo al medio rural y, como contrapartida, de atracción al urbano. En línea con lo expresado, pueden citarse algunos elementos que generan el éxodo rural:
- Escasez de fuentes de empleo: Este factor afecta en mayor grado a la población femenina, por lo que las mujeres tienden a predominar en el éxodo rural.
- Escasez de instituciones de educación y/o salud.
- Escasez de transporte terrestre y/o fluvial.
- Escasez de servicios básicos: Telefonía, agua potable y luz eléctrica, así como, internet.
- Escasez de factores e instrumentos para el desarrollo de capacidades productivas: Legalización de predios limitada, organizaciones productivas débiles y escasas, material genético de bajo rendimiento, escasa mecanización e implementación de técnica agraria, reducido nivel de financiamiento e infraestructura agraria estatal, y, comercialización asimétrica.
El extraordinario desarrollo tecnológico y económico del último medio siglo (aproximadamente, a partir de la Segunda Guerra Mundial) ha creado una marcada diferenciación entre el campo y la ciudad. La solución al problema, desde luego, implica mejorar la calidad de vida de las pequeñas poblaciones rurales, creando los medios, factores e instrumentos dirigidos al desarrollo de sus capacidades que muchos de sus habitantes no suelen, e incluso no quieren, conocer.
En muchos países desarrollados, se ha querido lograr un sistema de vida que toma lo mejor de los dos mundos, el rural y el urbano. En Inglaterra, por ejemplo, muchas personas que trabajan en las grandes ciudades viven en el campo y viajan diariamente para poder tener las ventajas de los dos entornos. En los Estados Unidos, el commuting, es decir, el traslado diario entre alguna urbanización o población en el medio rural (y suburbano, con mayor frecuencia) y las grandes ciudades viene a ser algo habitual e involucra a una cantidad creciente de personas.
Para desarrollar esas regiones deprimidas por el éxodo rural, será necesario incorporar a los antiguos emigrantes, a través de políticas destinadas a una especie de rehabilitación del medio rural: fincas integrales, huertos, ecoturismo comunitario, casas vacacionales, viviendas de interés social, etc.
De acuerdo al Censo 2010 del INEC, en Ecuador tan solo el 27% de su población se desarrolla en zonas rurales y el 70,6% de sus productores son mayores a 46 años, lo que refleja el gran numero de adolescentes y adultos jóvenes que emigran a las urbes.
Contrariamente a lo que manifiestan algunos actores del sector rural, su fortalecimiento no solo implica una mayor inversión del Estado en cada uno de los elementos que originan la migración del campo a las ciudades, sino la reconversión de un sector privado que mas allá de estar comprometido con sus utilidades, se comprometa a construir modelos de gestión sostenibles y, generadores de oportunidades para nuevos actores del desarrollo rural.
En una economía con un carácter social no puede haber lugar para empresas u organizaciones privadas concentradoras de conocimiento, dinero, bienes y servicios. Una mayor inversión y regulación del Estado, así como, un cambio de enfoque del sector privado, son vitales y urgentes.