Antes de comenzar mi intervención, quiero dejar constancia de la firme voluntad de transmitir expresamente el sentir de un colectivo, como es el PS FA y el mío propio.
Este no es un día triste para nosotros, es el día inicial de una etapa de prueba para los ecuatorianos y todos los habitantes de América del Sur.
Vamos a probar, una vez más, en el crisol de una realidad dolorosa quizá, la consistencia de la unidad de los pueblos latinoamericanos, la fe en nuestras conciencias y la sagrada perennidad de nuestra causa.
Hoy cuando la reacción venezolana embiste de frente contra la razón del derecho y amenaza de muerte a las libertades, cuando los trabajadores reivindican con fuerza una nueva sociedad, venezolanos y suramericanos pueden estar seguros de que el Presidente Nicolás Maduro, junto al pueblo, cumplirá sin vacilaciones con su deber, para asegurar así la plena realidad de la democracia y las libertades dentro del proceso revolucionario. Para esta noble tarea convocamos a los trabajadores, a todos los demócratas y patriotas de Suramérica.
La democracia venezolana es una conquista de todo el pueblo. No es obra ni regalo de las clases explotadoras y será defendida por quienes, con sacrificios acumulados de generaciones, la han impuesto.
Por ello me es posible acusar a la oposición venezolana de querer impedir el desarrollo histórico de su legalidad democrática, elevándola a un nivel más auténtico y alto. Pretenden ignorar que el Estado de Derecho sólo se realiza plenamente en la medida que se superen las desigualdades de una sociedad capitalista.
Con ello facilitan la sedición de los que quisieran inmolar a los trabajadores que bregan por su libertad, económica y política plenas.
Con estas acciones la reacción venezolana descubre ante el país entero y el mundo los intereses egoístas que defienden.
Comparecemos con el propósito de tratar de ser la voz de los ausentes y de los heridos……aun a fecha de hoy, siguen su calvario de dolor, entrando y saliendo de los distintos hospitales.
42 venezolanos fallecidos, 500 heridos. Una simple cifra para muchos de ustedes… todo un mundo para todos y cada uno de nosotros.
“…Cada fallecido es un proyecto vital, un parto ilusionado, una adolescencia conflictiva, un cúmulo de ilusiones, de afectos, de amores y luchas. Vidas repletas y ahora truncadas. Pero vivas en nosotros…”
Espero que entiendan lo que significa levantarse cada día con una pérdida vital, acostarse cada día con una pérdida vital, el esfuerzo enorme que conlleva aceptar lo inexplicable…Para que su voz, apagada en la inmensidad del dolor, pero viva y poderosa en nuestro recuerdo, resuene en el interior de estas paredes.
Tiempos difíciles para la verdad, lo difícil que se ha vuelto en estos tiempos posicionar la verdad ante la arremetida mediática y la “inmadurez política” de la derecha solo comparable con el Plan Cóndor que decidía en años pasados cuándo quitar o poner presidentes.
Cuando estallan las guarimbas se activan los medios diciendo que en Venezuela no existe libertad de expresión, que es una dictadura. Es cuando presentan la violencia como “manifestación pacífica de estudiantes” debido a una situación preparada minuciosamente contra el gobierno constitucionalmente electo de Nicolás Maduro, los medios venden un país “que se está cayendo a pedazos”.
Mal que les pese a algunos que preferirían seguir utilizando a las víctimas como arma arrojadiza e inmoral argumento para el desprestigio ajeno, hoy hablamos en nombre de personas de carne y hueso, de los seres que están en nuestro corazón y cuyas figuras manipulan como recurso para sus fines insaciables de poder.
Hoy más nunca debemos buscar el diálogo abierto con la juventud porque sin ella, sin su participación, sin su apoyo no se comprende un proceso revolucionario ni puede uno imaginarse que pueda tener contenido y proyección esta labor revolucionaria. Sobre todo en países como los nuestros, países que han vivido y viven la dependencia económica, cultural y tecnológica, son los sectores juveniles los que tienen esta gran obligación.
Del proceso de transformación que vive Venezuela, pienso que nadie podrá negar que es un proceso de cambios profundos, un proceso revolucionario, que se hace dentro de nuestra realidad, nuestras características, nuestra historia y nuestra tradición.
Porque no hay recetas internacionales que puedan aplicarse, literalmente en cada pueblo, en cada país o en cada nación, ya que cada uno tiene sus peculiares características. Es la obligación de los dirigentes políticos discernir lo que enseña la teoría, porque no hay acción revolucionaria sin teoría revolucionaria, pero tamizar los basamentos ideológicos para aplicarlos a esa realidad y proceder consecuencialmente con ellos.
Es una obligación de todos, jóvenes y adultos que se dicen revolucionarios, pensar que las revoluciones no se han producido en la humanidad todos los días, y que la lucha de los pueblos ha sido brutalmente sacrificada, que millones de hombres han perdido su existencia, para hacer posible la presencia nuestra, en el mundo contemporáneo que abre nuevos horizontes al destino de la humanidad.
No ha habido ningún Gobierno democrático en este continente, como los de Chávez en Venezuela y Correa en Ecuador que hayan sido capaces de superar el gran déficit de la vivienda, de la salud, de la alimentación, del trabajo y de la cultura.
Sin embargo, ningún Gobierno ha sido capaz de romper, sobre la base del viejo camino del capitalismo, el déficit que caracterizan y marcan esta realidad socioeconómica de nuestros países.
Tenemos que mirar más allá de nuestras fronteras, ver la realidad en otros países y en otros continentes, aprovechar su experiencia, y en el caso concreto de América Latina, mirar la experiencia vivida por el pueblo venezolano.
La lección, que también, extraemos, es de la solidaridad internacional revolucionaria que se ha hecho presente, muy generosamente, como debía serlo, en Venezuela. Este pueblo ha alcanzado por el enfrentamiento de su vida ese nivel que hace fundamental y esencial la unidad en la batalla por la liberación de su patria.
Proyectamos esa experiencia a nuestro Ecuador y vemos la lucha del pueblo ecuatoriano, vemos la acción contrarrevolucionaria de algunos ecuatorianos, y el apoyo a esa contrarrevolución, desde afuera.
Miramos a un mundo que cruje y se derrumba frente al fracaso del más poderoso país del capitalismo, que tiene la más fuerte maquinaria bélica del mundo, pero que no ha podido derrotar a ese pueblo que siente y tiene un profundo y acendrado sentido patriótico y nacional.
Porque creo que es indispensable que los hombres de Gobierno, los jefes sindicales, los dirigentes políticos de máxima responsabilidad de Venezuela busquen el diálogo y el contacto con la juventud para defender el orden democrático.
Deben hacerlo, porque indiscutiblemente son los jóvenes los que siempre tendrán la responsabilidad efectiva del futuro. Son los jóvenes, por el hecho de ser jóvenes, los que deben ser más permeables a las corrientes renovadoras, al pensamiento creador, a la voluntad de acción constructiva y revolucionaria.