Presentó la Declaración Juramentada de Bienes Fin e Inicio de Gestión y el Certificado del Servicio de Rentas Internas de no tener deudas con el Estado, la mismas que reposan en la Contraloría General del Estado y el la Secretaria General de la Asamblea Nacional, respectivamente cumpliendo de esta manera con lo que establece el articulo 231 de la Constitución de la República, dando así inicio con su gestión para el periodo 2013-2017.
Durante la primera sesión inaugural de la Asamblea Nacional propuso como moción la candidatura de la Asambleísta Nacional Marcela Aguiñaga Vallejo, para que ocupe la Segunda Vicepresidencia de la Asamblea Nacional durante el período 2013-2015 siendo electa con 108 votos afirmativos.
En su intervención resaltó la decisión de reconocer a la mujer en la participación en la vida política como un Derecho Constitucional y el Gobierno de la Revolución Ciudadana ha fortalecido su participación es así que el Gabinete Ministerial cuenta con excelentes compañeras, preparadas y comprometidas con el proceso de cambio, trabajando por mejorar las condiciones de vida de los mas desposeídos y hacer un Ecuador diferente y hoy de manera histórica la Asamblea Nacional ha elegido a brillantes mujeres y colegas Asambleístas como son: Gabriela Rivadeneira, como Presidenta; Rosana Alvarado, primera Vicepresidenta; Marcela Aguiñaga, segunda Vicepresidencia, con unas hojas de vida y de conducta intachables a lo largo de sus vidas públicas, desvaneciendo los mitos instalados culturalmente y cambiando el paradigma del ejercicio del poder.
Manifestó que asume con la responsabilidad histórica de impulsar leyes que apuntalen el cambio económico, social y político y lograr grandes transformaciones que beneficien a todos los ecuatorianos, estamos aquí para trabajar e impulsaré una Ley para Galápagos con una mayor participación de los sectores sociales en su formulación así como una mayor socialización en las Islas con la finalidad de que salga acorde a su realidad
Como Abogado de los Tribunales y Juzgados de la República es nuestro deber desterrar el hambre y la pobreza. Mientras subsista una sola injusticia en nuestra Patria, allí estaremos, con un vendaval de amor y de ternura, siempre con el oído atento a la demanda y a la voz de los humildes y desamparados. Estaremos con el corazón y la decisión para no claudicar jamás, para profundizar esta transformación y que sus conquistas sean irreversibles para el bien de ciudadanas y ciudadanos que jamás perdieron la voluntad de participar, no como testigos, sino como actores, en la más importante transformación del país desde los tiempos del Viejo Luchador.
