Siendo Manabí un vasto territorio conformado por 18.940 kilómetros cuadrados y una población rural de 597.425 habitantes (44% del total) distribuida en 53 parroquias rurales, la vialidad y por ende el transporte son componentes esenciales del desarrollo de la provincia. La longitud total de los caminos rurales de su territorio supera los 2.500 kilómetros.
El transporte rural está compuesto por los medios existentes para los habitantes de una jurisdicción rural con el fin de movilizarse de un lugar a otro. Generalmente, las vías rurales se encuentran en mal estado, en algunos casos sólo se pueden usar en determinados meses del año y suelen recibir poco mantenimiento. En Manabí, la mayor parte de las vías rurales son simplemente caminos de doble riego, empedrados o veraneros de polvo. La movilidad en las zonas rurales se realiza mayormente con vehículos de baldes de madera, motos, lanchas, bicicletas, acémilas, o a pie. Notándose un incremento del número de motocicletas como medio de transporte. Fortalecer la movilidad es vital para mejorar la calidad de vida de los pobladores rurales. Ellos no sólo necesitan acceder a los servicios de un Estado que se moderniza más con el tiempo, sino a los mercados de las ciudades con el fin de vender sus materias primas y de comprar sus insumos. Incrementar la movilidad de los habitantes rurales es importante, así como elevar los estándares de seguridad de la misma, a través de tecnologías.
Por otro lado, la baja densidad de población en el campo hace difícil un transporte, público o privado, viable como es entendido en áreas urbanas a pesar de que la población rural suele tener una necesidad superior de uso del transporte que los usuarios urbanos. El transporte rural incluye las dificultades experimentadas a la hora de proveer un transporte adecuado que enlace a los caseríos, comunidades y cabeceras parroquiales con sus respectivas cabeceras cantonales.
En Ecuador, cuando los órganos de decisión institucional, asentados casi siempre en zonas urbanas, hablan del fomento del transporte rural suelen hacer referencia al enlace de los habitantes de una ciudad con sus cabeceras rurales, y no al revés, lo que no solo no articula el medio rural en su conjunto, sino que excluye la verdadera lógica de movilización de los habitantes rurales que se trasladan a las ciudades.
La falta de transporte rural hace optar a los pasajeros por medios de transporte poco seguros y no convencionales. Un clamor constante entre los pobladores rurales es la creación de alternativas efectivas de movilización y el aumento de frecuencias. Es esencial recalcar en muchos casos la existencia de prácticas monopólicas en el manejo del servicio de transporte en los territorios rurales.
La mayoría de la población rural no utiliza buses ni taxis, sino vehículos con baldes de madera que están prohibidas por ley. Para el gobierno nacionale, ha sido difícil afianzar un servicio de transporte rural seguro que satisfaga las necesidades de movilización de pasajeros que se trasladan con carga y que a la vez resulte económicamente atractivo para las compañías de transporte privadas.
Hoy en día la institución estatal responsable de regular el transporte en nuestro país es la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), la cual debe entregar los permisos para aumentar frecuencias o dar paso a nuevas cooperativas de transporte. Esta Institución, según mandato constitucional y con la finalidad de mejorar la calidad del servicio para el usuario, entregará las competencias en materia de transporte terrestre, tránsito y seguridad vial a 221 Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) del país, hasta mayo de 2015. En línea con lo expresado, los GAD municipales en el ámbito de sus competencias, tienen la responsabilidad de planificar, regular y controlar los sistemas urbanos y rurales de tránsito y transporte dentro de su cantón. Así, es necesario que algunos cantones creen sus propias empresas de transporte público rural para cubrir la demanda de transporte que existe en las áreas rurales y que no son atractivas para la empresa privada.
Considerando la dispersión poblacional y el relieve geográfico de Manabí, la solución a los problemas de transporte rural que padecen los cantones de la provincia puede representar una inversión bastante alta para los presupuestos municipales, por lo que es vital empezar con un estudio que determine las prioridades de transporte en las jurisdicciones rurales de cada cantón de acuerdo a criterios como: número de habitantes, producción y potencialidades de crecimiento, entre otros, con la finalidad de priorizar la inversión en ciertas jurisdicciones.
Durante años, la construcción de vías estatales y de los accesos que se empatan con las poblaciones rurales ha sido considerada como la forma más adecuada de responder a los problemas del transporte rural. Más allá de que, un mejor acceso es crucial para mejorar el transporte rural, ahora se reconoce que se debe de adoptar una perspectiva más amplia.
La solución más efectiva a los problemas del transporte rural es una combinación de políticas y de alternativas que “no-son-de-transporte”, las cuales incluyen la ubicación de importantes servicios y facilidades. Estas soluciones deben ser económicamente manejables y pasan por una evaluación técnica que mida el impacto sobre los problemas del transporte rural.